El primero de septiembre amaneció distinto en la Región Centro de Coahuila. Desde muy temprano, el bullicio de las calles recordó que más de 72 mil alumnos de nivel básico estaban de regreso en las aulas. La calma de las vacaciones quedó atrás y dio paso al tráfico en avenidas principales, a los padres de familia con mochilas al hombro y al sonido inconfundible de los timbres escolares.
En Monclova, el movimiento fue evidente desde las 7:00 de la mañana. Las filas de autos se multiplicaron en los alrededores de las escuelas primarias y secundarias; los agentes de tránsito tuvieron que coordinar la circulación para evitar embotellamientos en avenidas como Venustiano Carranza, Acereros y la zona centro.
Los padres, muchos con el uniforme de su trabajo puesto, aprovecharon para dejar a sus hijos antes de iniciar su jornada laboral. Otros, más relajados, se quedaron algunos minutos afuera de los planteles, observando cómo los pequeños ingresaban, algunos sonrientes, otros con la nostalgia de despedirse de mamá o papá después de un largo periodo vacacional.
Las papelerías, zapaterías y tiendas de uniformes todavía registraban movimiento desde el fin de semana. Muchas familias dejaron las compras para el último momento: libretas, lápices, mochilas nuevas y zapatos escolares se convirtieron en las adquisiciones más buscadas. La zona centro de Monclova lució abarrotada, confirmando que el inicio del ciclo escolar no solo activa la vida educativa, sino también la economía de la región.
En las aulas, el ambiente fue de reencuentros y expectativas. Los más pequeños, en preescolar, vivieron con asombro su primer día; en primaria, los abrazos entre compañeros se multiplicaron, y en secundaria, las pláticas giraron en torno a lo que hicieron durante el verano y lo que esperan del nuevo ciclo. Los maestros, por su parte, dieron la bienvenida recordando que cada inicio es también una oportunidad para mejorar el aprendizaje.
El regreso a clases representa también un esfuerzo logístico para las familias. Los horarios cambian, las rutinas se ajustan y las casas vuelven a girar en torno a la hora de entrada y salida de los niños. Para muchos, este inicio significa volver a madrugar, preparar loncheras, organizar traslados y, sobre todo, acompañar a los hijos en su camino escolar.
Así comenzó el ciclo escolar en la Región Centro: con filas de autos, mochilas nuevas, uniformes recién estrenados y la ilusión de un año lleno de aprendizajes. Más de 72 mil alumnos regresaron a sus salones, marcando con ello no solo un cambio en la vida educativa, sino en el pulso mismo de la ciudad.