SALTILLO, COAH.- Los “no llegues tarde”, “no pelees”, “no dejes tirados los tenis en la sala” han cambiado por otro tipo de peticiones de padres hacia sus hijos y que les provoca incertidumbre cuando en las noticias se da a conocer el registro de un suicidio más, sobre todo si ocurre en un entorno cercano: “Hijo, no vayas a hacer eso”.
Ante este cuestionamiento y angustia, los padres deben hacer un ejercicio honesto acerca de cómo están educando a sus hijos, pues no se trata solamente de proveer, sino de dialogar y conocerlos a fondo, desde las cosas que quizá pueden parecer triviales, como el color o sus cantantes favoritos.
Así lo afirmó Gabriela Linares, especialista en el tema de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Coahuila, quien explica que ante un evento como el de un suicidio o conductas de depresión, principalmente en los menores, existe un antecedente que de dinámica familiar que está fallando.
“Lo que sientan los hijos emocionalmente o sus actitudes es meramente responsabilidad de los padres, si se sienten solos o no cuentan con una red de apoyo familiar en donde puedan refugiarse los menores, compete solamente a ellos; ahora no quieren regañarlos porque tienen miedo de que lleguen incluso a quitarse la vida, pero en el fondo ese temor refleja que están conscientes de que hay una carencia de atención hacia ellos”, añadió.
Linares destacó que es necesario hacer comprender a los niños y niñas que el ser humano vive con emociones, decirles que es normal que se enojen, que estén tristes tanto como lo es ser feliz y deben aprender a lidiar con cada uno de esos sentimientos, sin pensar en que en momentos críticos lo fácil es que se quiten la vida.
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“Cada caso es diferente en cada casa, si buscan la respuesta del por qué se mató o por qué está deprimido, enojando, ausente o aislado, la respuesta es exclusiva de los padres y para encontrarla deben hacer una reflexión a fondo, no todo lo importante es comprarles regalos, los mejores tenis o mantenerlos, sino afianzar con ellos una comunicación real para comprender cuáles son las otras necesidades que tienen y lo que realmente ocupan”, añadió la especialista.
Y si es complicado mantener un diálogo con ellos, los padres deben entonces pedir ayuda profesional, afirmó la psicóloga: “Desde el momento en que muestran una conducta diferente a los habitual, hay que poner atención en esas señales y no dejarlas pasar por focalizar la energía en el trabajo o las tareas de la casa, sobre todo si muestran que dejaron de llamarles la atención los pasatiempos que antes tenían, eso es signo de depresión”.
En este mismo sentido, es prioritario solicitar apoyo si los menores expresan que han pensado en quitarse la vida: “No se debe dejar a la ligera este tipo de comentarios, es una primera llamada para aquellos que se sienten solos, lo ven como una forma de tener la atención de los padres y si no lo consiguen con comentarios acerca del suicidio, entonces lo harán realidad”.
Por otra parte, la especialista dijo que las reglas en casa también deben ser una manera de educarlos para que aprendan a manejar justamente sus emociones: “Si el papá o mamá no da permiso, no van y no pasa nada, aunque les provoque frustración, sabrán que tienen límites y eso ayuda al autocontrol; es un trabajo constante y probablemente cansado para ellos, pero que a la larga los ayudará a formar adultos que se convertirán en buenos ciudadanos”.
Gabriela Linares dijo también que en cuestión de reglas, deben vigilarse el uso de las tecnologías, sobre todo por el tipo de contenidos a los que los niños y niñas tienen acceso: “A diferencia de Estados Unidos, en México están prohibidas las armas; sin embargo, en internet encuentran información igual de dañina, pues hay páginas de pornografía y hasta tutoriales de cómo cometer un suicidio y los padres no saben qué es lo que sus hijos están viendo”.
En este tema, la psicóloga comentó que es común que los menores y adolescentes se aíslen en sus recámaras y la actitud de los padres ante esta situación es pensar que es normal: “A veces no quieren acompañar a sus papás cuando salen y lo cómodo para ellos es decirles: está bien, si no quieres ir ahí te quedas, pero no saben qué es lo que sucede en casa cuando los dejan solos ni qué tipo de información están consumiendo”.
Linares reiteró que los padres tienen que preguntase qué es lo que sus hijos ven reflejado en ellos y hacer una reflexión constante para poder educarlos seguros de sí mismos, con manejo de sus emociones y que se sientan amados: “No se trata únicamente de darles dinero porque es lo único que generan, los menores no deben estar solos y también tienen que aprender a reprimirlos sin tener ese miedo de regañarlos porque se van a matar o amenacen con hacerlos; ellos son muy inteligentes y saben así pueden controlarlos pues lo ven como la forma de poder llamar su atención, aunque al final desafortunadamente concreten lo que advirtieron”.
Finalmente, la psicóloga añadió: “Los padres tienen que comprender que una prioridad es que sus hijos no se sientan y que no estén solos, hacer un chequeo en la parte afectiva para encontrar qué es lo que les falta y tener una red de apoyo si ambos salen a trabajar, no dejar que tengan tiempo de ocio y poner límites si miedo, porque eso se traduce también en amor y al final recordarán que tuvieron a personas que se preocuparon por ellos y no de la ropa de marca que les compraron por compensar una ausencia física y afectiva”.