En una sesión relámpago y con amplia mayoría, el Congreso de Perú aprobó la destitución de la presidenta Dina Boluarte, bajo la causal constitucional de "incapacidad moral permanente", ante la incapacidad percibida del Ejecutivo para contener la crisis de inseguridad que sacude al país.
El escrutinio parlamentario resultó contundente: 122 votos a favor de los 130 posibles respaldaron las mociones de vacancia elaboradas previamente por diversos bloques legislativos. Boluarte fue citada para ejercer su derecho a defensa, pero declinó asistir, argumentando la inconstitucionalidad del procedimiento.
Con la vacancia consumada, José Enrique Jerí Oré, presidente del Congreso hasta ese momento, juró como presidente interino del Perú conforme al orden constitucional de sucesión. Jerí tiene la misión de liderar un gobierno de transición hasta las elecciones generales previstas para abril de 2026.
Contexto político e implicaciones
Dina Boluarte asumió la presidencia en diciembre de 2022, tras la destitución del entonces mandatario Pedro Castillo, de quien fue vicepresidenta. Durante su gestión, fue objeto de múltiples críticas por su manejo de la seguridad, diversas protestas sociales y señalamientos de corrupción.
La decisión del Congreso se precipitó tras un ataque con armas de fuego contra el grupo musical Agua Marina, ocurrido en un local militar en Lima, que encendió críticas contundentes por la falta de reacción del Estado frente al incremento de la violencia. Además, se resaltaron escándalos como el denominado "Rolexgate", en el que Boluarte fue señalada por ostentar relojes y joyas de alto valor no acordes con sus ingresos declarados.
El Congreso, hasta ahora bajo control de partidos tradicionalmente aliados a Boluarte, mostró un giro abrupto al alinearse con los promotores de la vacancia. Partidos como Renovación Popular, Fuerza Popular y otras bancadas jugaron un papel decisivo para consolidar la decisión.
La destitución representa un episodio más de la crisis política estructural en Perú, país que ha tenido numerosos presidentes en poco tiempo, y refuerza la percepción de fragilidad institucional.