Centenares de médicos cubanos llegaron en días recientes a países en los que la pandemia del coronavirus sigue produciendo estragos y manteniendo a sus sistemas de salud al borde del colapso.
Vistiendo batas blancas, portando banderas y barbijos, se les vio aterrizar en Jamaica, recibir aplausos en su tránsito hacia Andorra y montar hospitales de campaña en Lombardía.
Hace dos años, la administración del presidente Donald Trump --en el marco de la campaña que Estados Unidos mantiene contra La Habana--, empezó a criticar los programas de envíos de personal sanitario alegando que el gobierno isleño abusaba de los trabajadores y lucraba con su trabajo.
Cuba insistió en que las brigadas mostraban el carácter humanista de la revolución, aunque parte de ellas se tradujeron en ingresos para el Estado.
Ahora, las presiones de Washington que hicieron regresar a casa a miles de doctores cubanos que trabajaban en sectores pobres de Brasil, Ecuador y Bolivia en 2018 y 2019, resurgieron en medio del agravamiento de la pandemia de COVID-19.
Vuelos con médicos, enfermeros y técnicos de laboratorios salieron en menos de diez días hacia al menos 14 países, entre ellos, Italia, Andorra, Venezuela, Nicaragua, Surinam, Jamaica, Dominica, Belice, San Vicente y las Granadinas, San Cristóbal y Nieves.
“Soy conocedora de la posición de Estados Unidos, pero nosotros somos un país soberano y podemos escoger los socios con los que vamos a tener colaboración”, dijo María Ubach, la ministra de exteriores de Andorra cuando se le cuestionó por la presencia cubana en el principado europeo.
Treinta y nueve isleños llegaron a Andorra el fin de semana. Poco antes, 52 especialistas cubanos inauguraron un hospital de campaña en Cremona, Lombardía. Poco después salieron otros 39 al principado de Andorra.
A Venezuela, el principal aliado político y económico de Cuba viajaron 130.
El ministro de salud cubano, José Ángel Portal, indicó el fin de semana que en estas dos semanas han viajado 590 médicos de la Brigada Henry Reeve para luchar contra el coronavirus.
En paralelo, y a pesar de que las cifras de contagios y muertes van en aumento, Estados Unidos trató de disuadir a las naciones del mundo de beneficiarse del personal cubano.
“Cuba ofrece sus misiones médicas internacionales a los afectados con #COVID-19 sólo para recuperar el dinero que perdió cuando los países dejaron de participar en el abusivo programa”, manifestó en Twitter la semana pasada el Departamento de Estado.
“Los países anfitriones que buscan la ayuda de Cuba para #COVID-19 deberían analizar los acuerdos y poner fin a las arbitrariedades laborales”, agregó la dependencia estadounidense.
Una de las diplomáticas más importantes de la isla, Josefina Vidal --exnegociadora de Cuba con Estados Unidos y actual embajadora en Canadá-- no tardó en responder con dureza.
“Debería darle vergüenza”, escribió en Twitter. “En lugar de atacar a Cuba y sus médicos comprometidos deberían preocuparse de los miles de estadounidenses enfermos que sufren y mueren... debido al descuido escandaloso de su gobierno y la incapacidad de su sistema de salud fallido para cuidarlos”.
La colaboración en salud con otros países comenzó en los 60 tras el triunfo de la revolución encabezada por el fallecido líder Fidel Castro con el envío de expertos a países subdesarrollados, pero no fue sino hasta 2005 -con el paso del Huracán Katrina por el sur de Estados Unidos- que se formó la brigada Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias “Henry Reeve”.
El nombre denota la intención de Castro de contrastar la política filantrópica de la revolución en la isla -donde la salud es gratuita y universal- con las dificultades que representa del modelo capitalista. Reeve (1950-1076) fue un soldado estadounidense que luchó por la independencia cubana.
Desde 2005, médicos de la Henry Reeve viajan a donde se les requiera: ese mismo año, por ejemplo, fueron a Guatemala para auxiliar tras registrar inundaciones y a Pakistán después de un terremoto. También estuvieron en Haití y Chile en 2020, en Ecuador en 2016 y en México en 2017 para apoyar luego de sus respectivos sismos.
Su participación más reconocida, incluso por la Organización Mundial de la Salud (OMS), fue durante el brote de Ébola en África en 2014 y constituyó un elemento en el acercamiento propiciado por el entonces presidente estadounidense Barak Obama.
Trump le dio un vuelco radical a la política de la Casa Blanca hacia la nación caribeña, incrementando las sanciones para asfixiar la economía isleña como una forma de provocar un cambio de modelo político de más de seis décadas poco afín a Washington.
Actualmente, las críticas que Estados Unidos realiza contra el servicio de médicos cubanos en el extranjero siguen esta misma línea.
El respaldo cubano -sobre todo a las naciones pobres- es en muchas ocasiones gratuito, pero en otras se cobra por él. Una parte del pago se destina a los médicos y otra va al presupuesto nacional, precisamente lo que Estados Unidos busca restringir.
Se desconocen las condiciones de los acuerdos de cada país con la isla, pero en el caso de Brasil -de donde se retiraron 8 mil médicos en 2018 luego de una disputa con el presidente Jair Bolsonaro-, Cuba cobraba 3.100 dólares mensuales por cada doctor. De aquel monto, el gobierno se quedaba con el 70 por ciento, aunque mantenía las plazas, salarios y beneficios de esos expertos en casa.
El programa funcionó desde 2013 con el auxilio de la Organización Panamericana de la Salud, pero tras su elección Bolsonaro comenzó a hostigar a los galenos, dudar de sus credenciales universitaria y a calificarlos de “esclavos” en consonancia con los adjetivos usados por Washington.
En 2018 se estimaba que Cuba ingresaba unos 6 mil millones de dólares por concepto de estos servicios profesionales en el mundo, cifra considerable para el contexto de una isla pequeña con una economía sancionada.
“¿Qué esclavos salvan vidas en el mundo?”, preguntó el doctor Jorge Delgado, jefe del grupo que viajó esta semana a St. Kitts y Nevis al frente de otros 33 especialistas en salud. “Quiero decirle que más de 12 mil personas estuvieron dispuestas a ir a (enfrentar) el Ébola y en estos momentos, hay miles de cubanos dispuestos a cumplir esta misión”.
Cifras oficiales indicaron que, más allá de las puntuales brigadas para casos de desastre Henry Reeve que ahora salieron de emergencia, hay 37 mil colaboradores médicos cubanos en convenios con 67 naciones.