CIUDAD DE MÉXICO
El presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República, Martí Batres Guadarrama, encabezó la ceremonia de izamiento de la Bandera Nacional a media asta, para conmemorar el 50 aniversario del 2 de octubre de 1968.
Acompañado por una veintena de legisladores, así como del exlíder estudiantil del
68 Pablo Gómez Álvarez, se realizó la ceremonia en la plancha del
Zócalo de la Ciudad de México.
Batres Guadarrama destacó la importancia de rendir un homenaje para recordar a los estudiantes y profesores que participaron en ese movimiento social hace cinco décadas.
El Senado de la República solicitó la semana pasada al gobierno de la Ciudad de México la construcción de un monumento en honor a los estudiantes que participaron en el movimiento de 1968, en una de las dos glorietas que se ubican sobre Paseo de la Reforma.

Histórico 1968: fueron fichados comunistas, agitadores
CIUDAD DE MÉXICO.
El catálogo con el que los sistemas de inteligencia del gobierno definieron a los jóvenes que participaron en el Movimiento Estudiantil de 1968, haría ver a Nicolás Maquiavelo como un bebé en pañales.
De acuerdo con una serie de fichas que el proyecto Archivos del Autoritarismo Mexicano, presentado por El Colegio de México, hizo públicos hace unos días y que forman parte del acervo del Archivo General de la Nación, se aprecia cómo calificaban a los jóvenes que estaban dentro del Movimiento Estudiantil.
Ángel Verdugo Beltrán, actualmente colaborador de
Grupo Imagen y quien fue uno de los 210 líderes del Movimiento Estudiantil, fue catalogado en un expediente como “de tendencia comunista”.
Verdugo, estudiante de la Escuela Superior de Físico Matemáticas del Instituto Politécnico Nacional, en la época del Movimiento Estudiantil, también era visto por los sistemas de inteligencia como “seguidor de las ideas de Mao Tse Tung, que tienden a la realización de una Revolución Cultural, llevando al estudiantado por el camino de la violencia, con el lema de la “democratización de la enseñanza superior”, que fue traída desde La Habana, cuando se efectuó el Congreso Latinoamericano de Estudiantes (CLAE)”.
Otro de los líderes del Movimiento Estudiantil, Marcelino Perelló, quien colaboró en
Excélsior desde 1985 y hasta su muerte, el año pasado, los archivos oficiales señalan que el 26 de abril de 1968 participó en la manifestación comunista de apoyo a Vietnam y en mitin posterior manifestó que “el día que pueblo de México tome las armas, los universitarios no titubearán en cambiar el libro por el fusil; alabó al pueblo vietnamita por no someterse al gobierno norteamericano para no vivir como los mexicanos y brasileños y otros pueblos explotado y sangrados con furia por el imperialismo yanqui”.
Otra de las fichas es Gilberto Guevara Niebla, a quien tenía visto, al menos este expediente desde 1965, cuando terminó su periodo como presidente de la Sociedad de Alumnos de la Facultad de Ciencias de la UNAM. Guevara Niebla ha sido propuesto por el próximo gobierno en Equidad para la Educación.
“Se ha destacado en dirigir secuestro de autobuses en todos los movimientos de agitación estudiantil, donde ha participado activamente”, se lee en la ficha de Guevara Niebla, a quien llaman “Gilberto Ramón”.
Un estudiante más seguido por la inteligencia gubernamental y que como consecuencia del Movimiento, como Guevara Niebla también estuvo en la cárcel fue Pablo Gómez Álvarez, actualmente diputado del partido Morena.
De Gómez, se lee que era miembro de la Juventud Comunista de México y de la Central Nacional de Estudiantes Democráticos. Que había participado en diferentes actos de agitación “por indicaciones del Partido Comunista”.
Según la ficha, el actual presidente de la mesa de decanos de la Cámara de Diputados, desde 1967 en que fungía como presidente de la Sociedad de Alumnos de la Facultad de Economía, indicó a la masa estudiantil que su meta principal sería la de llevar a cabo la constitución de la Central Nacional de Estudiantes Democráticos en la que se agrupara no solamente a los alumnos de la UNAM, sino también los de las universidades de los estados y “en esa forma que forman un frente de lucha único estudiantil nacional para presentar debidamente organizados batalla al gobierno burgués, logrando así una reforma universitaria y finalizar con la implantación de un régimen socialista”.
En los archivos divulgados también está la ficha de Luis González de Alba, quien murió el 2 octubre de 2016 y que después de salir de la cárcel se convirtió en un intelectual de gran prestigio.
Sobre el autor de
Los días y los años, libro sobre el Movimiento Estudiantil, la ficha dice que era militante del grupo “José Carlos Mariátegui”, afín al régimen castrista. Que participó en los hechos estudiantiles de Morelia 1966, “incitando a los estudiantes a derrocar al gobernador, siendo detenido por las autoridades estatales”.
Según la ficha de González de Alba, organizó actos en apoyo a los estudiantes de Sonora y Tabasco. Intentó organizar mítines de protesta por la reunión de presidentes (Gustavo Díaz Ordaz) en Punta del Este, aunque no tuvo eco popular sus petición. “En septiembre de 1967 participó en los trabajos del Primer Congreso de Estudiantes Revolucionarios que se efectuó en la Facultad de Filosofía y Letras”.
Otro de los personajes infaltables es Raúl Álvarez Garín. “En el Movimiento Estudiantil se destacó por su forma violenta, dentro del Consejo Nacional de Huelga, incitando a los estudiantes a una lucha violenta para alcanzar sus fines”.
De José Tayde Aburto Torres, el expediente dice que “es de ideas comunistas y se ha distinguido como líder agitador entre el estudiantado y organizó en varias ocasiones movimientos de huelga en contra de las autoridades del plantel a que pertenece con el pretexto de una serie de peticiones presentadas en un pliego. Realizó un viaje a la República de Cuba con gastos pagados por la embajada de ese país en el nuestro, acompañado de dos estudiantes más de la propia escuela”.
LOS TENÍAN BIEN VISTOS
En diez días, entre el 22 y el 31 de julio de 1968, los sistemas de inteligencia del gobierno lograron concentrar los nombres de decenas de estudiantes que participaron en el inicio del conflicto y que a la postre algunos de ellos se convirtieron en “históricos” del Movimiento Estudiantil.
En esta primera lista de estudiantes relacionados con los albores del conflicto, que tuvo como clímax la matanza del 2 de octubre de 1968 y que fue hecha pública a través del proyecto Archivos del Autoritarismo Mexicano, presentado por El Colegio de México, están Marcelino Perelló, a quien nombraron como Marcelino Pereyro. También aparece Gilberto Guevara Niebla, Luis González de Alba, Miguel José Yacamán, Salvador Martínez de la Roca, conocido como
El Pino.
También aparecen integrantes del Partido Comunista o de las Juventudes Mexicanas Comunista, como Arturo Martínez Nateras, Arturo Zama, a quien lo nombran como Arturo Sama.
El documento de seis hojas, identifica a los estudiantes, no solamente con el nombre, también a la escuela a la que pertenecían o al grupo. Además tiene una hora, que muy probablemente se refería al tiempo en que aparecían es su respectivas instalaciones académicas.
El documento tiene varios errores. Uno de ellos, por ejemplo, es que al líder de la Federación Nacional de Estudiantes Técnicos (FNET), José Rosalío Cebreros Mganjarez, lo mencionan varias veces; una como Rosario Cebreros Manjarrez, otra como José Rosarios y una más como J. Rosario.
Hay otras repeticiones de nombres, como la de Efraín García Reyes, como estudiante de Economía del Politécnico, pero también como integrante del Grupo Comunista Espartaco. O el de Carlos Alberto Moiron Berthon.
Cuando los investigadores no podía obtener el nombre completo de los estudiantes, se conformaban con el apodo. De esta manera, están
El chimuelo y
El charro de la Vocacional 5;
Alma grande la preparatoria 5 y
El mongol de la Vocacional 2.
Aparecen los nombres de al menos cinco alumnos de la preparatoria privada Issac Ochoterena, donde comenzó el conflicto estudiantil el 21 de julio de 1968, como son Manuel Rosas, Eugenio Docel, Sergio Robles, Javier Jáuregui y Carlos Yong.
El más notorio error que se aprecia en esta lista es en la persona del profesor Elí de Gortari, a quien el gobierno del presidente Gustavo Díaz Ordaz señaló como uno de los líderes del grupo de los maestros, junto con Heberto Castillo y Luis Villoro, a quien nombraron como “Lily de Gortari”.
Estrellas de la época
En octubre de 1968 la música que acaparaba las listas de popularidad nacionales era interpretada por personajes como Los Leos y Johnny Dinamo, quienes daban voz a temas como
Palabras y
Julia; Raphael enloquecía a las adolescentes con
Cuando llega mi amor y
Mi gran noche, mientras que Karina con
Los preuniversitarios y Roberto Carlos con
La carcachita.
Desde el extranjero
My Special Angel de The Vogues,
Midnight Confessions de The Grass Roots y
Fire de Arthur Brown,
Light My Fire de The Doors y
Young Girl de Union Gap luchaban por alcanzar el primer lugar de las listas del Hit Parade en México y Estados Unidos, las cuales estaban dominadas por The Beatles con
Hey Jude.
Este tema –el cual fue el primer sencillo que lanzó Apple Records, la compañía discográfica de los originarios de Liverpool, en julio de 1968– poco a poco fue adoptado en las marchas organizadas por los jóvenes que se manifestaban por la ocupación de los granaderos y el Ejército en los planteles de la Vocacional 5 del IPN y las Preparatorias 1 y 3.
La música se mantuvo presente durante el movimiento estudiantil en las marchas, las asambleas, concentraciones y mítines, no sólo como acompañamiento sino también para propagar las ideas, las protestas y registrar lo que estaba sucediendo.
Frases como “Veterinaria presente, vacuna a tu granadero”, “Prohibido, prohibir” y “Mamá, nos vemos en la procu” se entremezclaban con el rock en voz de bandas como Dug Dugs y Javier Bátiz, y la música de protesta de personajes como Óscar Chávez, Judith Reyes y el grupo Los Nakos –que se formó durante las movilizaciones–, no armonizaba con los sonidos de los tríos o la música tradicional mexicana.
The Kinks, The Who, Janis Joplin, Jimmy Hendrix, Joan Báez, Leonard Cohen, Bob Dylan, Pete Seeger y The Rolling Stones con
Street Fighting Man, eran las bandas que también acompañaron las protestas de los jóvenes de 1968.
La música, su vÍa de expresión
Tras la masacre suscitada en la Plaza de las Tres Culturas, la represión del movimiento estudiantil y la inauguración de los Juegos Olímpicos en México, los jóvenes encontraron en la música y el arte la vía de expresión que tanto necesitaban. El movimiento estudiantil de 1968 fue parte de la semilla de la contracultura que se dio los años venideros.
Tan sólo un año después, en 1969, el grupo de rock Pop Music Team grabó y presentó el tema
Tlatelolco, de su disco
Society is a Shit, el cual se censuró al poco tiempo de su lanzamiento.
Tres años más tarde en 1971, y tras haber sucedido otra represión contra estudiantes, conocida como el
halconazo, se realizó el festival Rock y Ruedas de Avándaro, donde se congregaron miles de jóvenes para disfrutar de la música. Fue el escenario perfecto para que lo que se había gestado en el
68 tuviera su momento de exposición. “Tenemos el poder, tenemos el poder”, se escuchó decir al vocalista de la banda tijuanense Peace and Love, mientras que Three Souls in My Mind haría una de sus apariciones más importantes.
Tras el cambio de nombre a El Tri y varios años después, Alex Lora –vocalista– dedicó un tema a lo que había sucedido en
Tlatelolco:
Amor del dos de octubre fue la canción con la que Lora señaló el acontecimiento.
Entre 1994 y 1995 Óscar Chávez lanzó
México 68, Vol. 1 y Vol. 2. Dos discos con 13 y 16 canciones respectivamente que hablan de lo sucedido en aquel año durante el movimiento estudiantil.
Fernando Delgadillo hizo su aportación con el tema
No se olvida, de la misma forma que lo hizo Tex Tex con
Octubre 68, Bostik con
Tlatelolco 1968, Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio con
2 de octubre y Panteón Rococó con
Nada pasó.
Hoy, Sergio Arau & Los Heavy Mex lanza
No me olvides, el cual está basado en las vivencias del músico acerca de la matanza de estudiantes en 1968.
EL TEATRO TAMPOCO OLVIDA
En días pasados se presentó en el Centro Cultural Universitario
Conmemorantes,de Emilio Carballido, la puesta en escena que plasma la problemática y la herida social de una madre que busca a su hijo desde aquel día. Esto como parte del programa M68.
También tuvo lugar
Una noche de octubre que no se olvida, una coreografía de Graciela Henríquez sobre un grupo de personas que se refugia en un departamento el 2 de octubre de 1968, hasta que un conflicto interno los obliga a salir a la tragedia.
Así como
Palinuro en la escalera, una obra de Fernando del Paso dirigida por Mario Espinosa, que aborda una fantasía en la que intervienen desde un burócrata, la portera, el médico borracho, el cartero, el policía e incluso, el espectador.
EL CINE PROYECTA LA MASACRE
Más de una decena de cintas han contado las diferentes historias que se dieron aquella tarde del 2 de octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas de
Tlatelolco.
Leobardo López Arretche filmó el documental
El grito en 1968.
En 1975 la cinta
Canoa mostró algunos de los trágicos sucesos de ese día.
Rojo amanecer, del director Jorge Fons (1989), contaba la historia de una familia de clase media que vivía en el Edificio Chihuahua, lugar desde donde los dirigentes del Consejo Nacional de Huelga darían sus discursos el 2 de octubre. La cinta estuvo enlatada durante un año por considerarse de contenidos violentos y subversivos, se estrenó en 1990.
Carlos Bolado filmó la cinta
Tlatelolco, verano del 68, mientras que Gibrán Bazán rastrea en el documental
Los rollos perdidos, las filmaciones ordenadas por Luis Echeverría, quien fuera el secretario de Gobernación en 1968.