Una significativa movilización ciudadana, convocada bajo el estandarte de la "Generación Z México", se transformó este sábado en el epicentro del descontento social, exigiendo el cese inmediato de la inseguridad rampante y la corrupción institucional en el país.
La marcha, que se extendió a lo largo de Paseo de la Reforma, aglutinó a miles de personas de diversas edades, aunque su núcleo organizador se compone de jóvenes que han manifestado su desvinculación de los partidos políticos tradicionales. No obstante, la protesta se vio reforzada por la presencia de figuras de la oposición y otros contingentes críticos al gobierno, intensificando el tono de censura.
La jornada, que inició con proclamas pacíficas, escaló a actos de violencia al arribar a la Plaza de la Constitución. Un grupo de manifestantes, algunos con el rostro cubierto, arremetió contra las barreras metálicas que custodiaban el Palacio Nacional. El enfrentamiento directo con elementos de seguridad resultó en un saldo preliminar alarmante: más de cien agentes de policía resultaron lesionados, en su mayoría por contusiones o el impacto de objetos lanzados. Asimismo, se brindó atención médica a cerca de veinte civiles heridos durante los disturbios. Los cuerpos de seguridad lograron contener los actos más agresivos, resultando en la detención de aproximadamente veinte personas.
Además de los altercados físicos, se reportaron daños materiales en edificios emblemáticos, incluyendo la sede de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
La agenda de los manifestantes iba más allá de la denuncia, incluyendo demandas concretas como una revocación de mandato acelerada para la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, así como la creación de organismos ciudadanos para la fiscalización total y la desmilitarización de las fuerzas de seguridad. Tanto el Ejecutivo Federal como la SCJN emitieron comunicados condenando enérgicamente los actos de vandalismo y la violencia ejercida contra los uniformados. Las autoridades hicieron un llamado a la ciudadanía a ejercer el derecho a la protesta dentro del marco de la legalidad y el respeto.
La manifestación de la "Generación Z" subraya la creciente polarización y el profundo hartazgo de un sector de la población ante los problemas no resueltos de gobernabilidad, marcando un hito en la dinámica de las protestas nacionales.