Amables lectores, tengan ustedes un buen día.
Estamos a unos cuantos días de terminar este año 2021. Bueno… para nosotros es el número 2021, porque según algunas personas que llevan otra contabilización, por estos días estamos en otro número de vueltas al sol. Por ejemplo, en el calendario hebreo estamos en el año 5782, mientras que en el calendario musulmán vamos en el año 1443. Y por cierto, aún cuando no se sabía o no se reconocía que la Tierra gira alrededor del Sol, los años ya se contaban de acuerdo a los ciclos estacionales observados desde la antigüedad.
Como muchas otras disciplinas del conocimiento, la cuantificación del tiempo está basada en las matemáticas, simple aritmética en este caso. Supongo que antes de asignar un número a los años, los antiguos humanos tal vez se referían al tiempo pasado como “el año de la gran inundación”, “el año del incendio”, “el año del nacimiento del hijo del rey” o algo parecido, pero estas denominaciones son poco prácticas al momento de llevar a cabo cálculos.
Pero este tipo de denominación de los años seguramente dificultaba los cálculos de las edades. Ya me imagino a un padre comentando con uno de sus hijos “naciste en el año de la gran lluvia, que fue tres años antes de la guerra contra la ciudad vecina y eso fue diez años antes del temblor que fue cinco años antes del nacimiento del segundo hijo del rey, que fue luego de… así que por estas fechas tienes veinticinco años”. En cambio, al llevar las cuentas como simples números, es tan sencillo calcular las edades como decir “naciste en el 2005 y el próximo año será el 2022, entonces vas a cumplir diecisiete años”. Mucho más sencillo.
Los calendarios se basan en los fenómenos astronómicos más sencillos, apreciables a simple vista: los movimientos de traslación y rotación de nuestro planeta. Así es como se marcan los años y los días. Los meses, en cambio se basan en el ciclo lunar (de hecho la palabra “mes” se deriva de una raíz que significa “luna” y en inglés es más el parecido de “month” con “moon”).
Como muchas veces la equivalencia entre las diferentes partes del año no es exacta, se realizan ajustes de acuerdo a ciertas reglas, a fin de mantener un cierto patrón. En la actualidad, le añadimos un día a febrero cada año que sea múltiplo de cuatro, excepto cuando sea múltiplo de cien, a menos que sea múltiplo de cuatrocientos (es por eso que el año 2000 fue bisiesto pero 2100, 2200 y 2300 no lo serán). Todo esto es debido a que nuestro calendario es solar.
Otros calendarios son un poco más complicados. Por ejemplo, el calendario musulmán es lunar y como el ciclo de la luna alrededor de nuestro planeta no es submúltiplo exacto de la traslación de la Tierra alrededor del sol se realizan también una serie de ajustes.
Ahora bien. ¿Por qué 2022?
Hace más o menos unos 1,500 años vivió un monje que pasó a la historia como Dionisio el Exiguo, quien se dedicó a desarrollar un método para el cálculo de las fechas de la Pascua. De hecho, la variabilidad de esta festividad del cristianismo muy probablemente es un vestigio del uso del calendario hebreo (que también es lunar). Al final, quedó establecido un nuevo sistema para la cuenta de los años pero según algunos observadores el origen parece ser inexacto hasta por unos seis o siete años.
Y aún si concediéramos que no hay error en los cálculos del monje Dionisio, resulta bastante caprichoso (por decir lo menos) que la cuenta de los años inicie con el nacimiento de Cristo, pero el primer día del año no.
Siendo así, resulta que Cristo nació en el año 1 antes de Cristo porque a diferencia de la recta numérica (aquella en la que había una ranita con el signo de “+” que saltaba a la derecha y el signo de “-“ que saltaba hacia la izquierda) cuando se mide el tiempo no existe el cero: se pasa de inmediato del -1 al +1.
Cada uno de nosotros puede iniciar a contar el tiempo a partir de cuando quiera. Supongamos que se me ocurre iniciar la cuenta a partir de aquel atentado a las torres gemelas en Nueva York. En este caso, los días que van desde el 11 de septiembre de 2000 al 10 de septiembre de 2001 formarían en año 1 antes del atentado y los días a partir del 11 de septiembre de 2001 al 10 de septiembre de 2002 son los correspondientes al año 1 después del atentado. Insisto, en el caso de la recta numérica, la distancia entre el -1 y el 1 es de dos unidades, porque hay un cero.
Si nuestros años empiezan el primer día de enero y la era cristiana empieza en el año 1 (como debe ser), entonces si el nacimiento de Cristo fue el 25 de diciembre inmediato anterior al año 1 significa que ocurrió en el año 1 antes de la Era Cristiana. No hay año cero por la sencilla razón de que en ese tiempo no existía el concepto del cero en Asia Menor. Los números arábigos se popularizaron hasta algunos siglos después.
Sea como sea, por lo pronto quiero desearles a todos ustedes un excelente año 2022, lleno de bendiciones y momentos felices.
Me quedan algunas otras cosas que quisiera comentarles, pero eso será la próxima vez.
Que tengan ustedes una excelente semana.