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Opinión

El amanecer cósmico

Marcos Durán Flores
Por Marcos Durán Flores - 13 julio, 2022 - 00:29 a.m.
El amanecer cósmico

Explorar extraños nuevos mundos, entender los orígenes del universo y buscar vida en la galaxia parecería ser el argumento de una película de ciencia ficción, pero en realidad son los objetivos de la misión del Telescopio Espacial James Webb, el ansiado sucesor del Telescopio Espacial Hubble. 

Durante la navidad del año pasado, la NASA lanzó el Webb desde la Guayana Francesa en una difícil maniobra mecánica que lo llevó a ensamblarse a sí mismo. Su puesta en marcha, significo el comienzo de una nueva era de la astronomía y está mostrando a la humanidad nuevos y reveladores misterios de nuestro universo

Concebido para ser 100 veces más potente que el Hubble, nos permitirá mirar no solo más lejos en el espacio sino también más atrás en el tiempo, buscando las primeras estrellas y galaxias del universo y permitiendo a los científicos realizar estudios cuidadosos de numerosos exoplanetas, planetas que orbitan estrellas distintas a nuestro sol, e incluso embarcarse en la búsqueda de signos de vida allí. 

Se trata de una máquina para responder preguntas sin respuesta sobre el universo, para explorar lo que hasta ahora ha sido inexplorable y ayer, nos dio respuestas cuando la NASA lanzó las primeras imágenes tomadas por este increíble megatelescopio que son asombrosas.  

El Webb ha descubierto puntos específicos de galaxias en este diminuto trozo de cielo, que dando cuenta del gran poder tecnológico de una máquina del tiempo. En astronomía, cuanto más lejos están las cosas, más viejas son (porque la luz de lugares lejanos tarda mucho en llegar a la Tierra). Eso significa que este campo profundo del Webb no es solo una instantánea del espacio: también contiene la historia de nuestro universo.  

Y es que mirar al espacio profundo es como mirar hacia atrás en el tiempo. La luz del Sol tarda ocho minutos en llegar a nosotros, por lo que siempre la vemos como apareció hace ocho minutos. Del mismo modo, vislumbrar las galaxias más lejanas será como ver instantáneas del universo naciente. 

El Webb es una máquina del tiempo que nos permite mirar hacia atrás y ver cómo se formaron algunas de las primeras galaxias para ayudarnos a comprender nuestros orígenes cósmicos”, dice Maggie Aderin-Pocock, científica espacial británica que trabajó en el telescopio. “Recoge luz infrarroja que puede penetrar a través de nubes de polvo que los instrumentos ópticos no pueden ver”. 

Esta capacidad infrarroja es clave: cuando la luz de las estrellas se dispara a través de un vasto universo en expansión. La luz que comenzó como radiación ultravioleta o visible se desplaza hacia la parte infrarroja de longitud de onda más larga del espectro, un fenómeno que se conoce como corrimiento al rojo. 

A diferencia del Hubble, que observa principalmente en longitudes de ondas ópticas y ultravioleta, el Webb debería poder detectar luz muy desplazada hacia el rojo de un universo naciente. 

Gracias al Hubble, pudimos saber cómo eras las galaxias hace miles de millones de años, pero lo que el Webb está haciendo, es ir aún más allá, aún más atrás en el tiempo para potencialmente detectar las primeras estrellas, pues tiene la capacidad de llevarnos a 250 millones de años después del Big Bang, que tardó unos 13.300 millones de años en llegar hasta nosotros. 

Los astrónomos llaman a este período cuando la primera luz de las estrellas brilló a través del universo como el “amanecer cósmico” y la humanidad podrá vislumbrarlo por primera vez. Me refiero a ese sitio antes de la primera luz de las estrellas, cuando el universo estaba envuelto por una neblina densa y oscura. 

Ese amanecer cósmico, esta primera luz en el universo, brilló desde las estrellas y galaxias que se arremolinaron después del Big Bang, una luz estelar que ha estado viajando desde entonces.  El megatelescopio Hubble transformó la astronomía: ayudó a fechar el Big Bang hace unos 13.800 millones de años; reveló agujeros negros en el corazón de las galaxias; y proporcionó imágenes icónicas de guarderías estelares, como la nebulosa del Águila. Ahora le toca al telescopio espacial James Webb, completar el conocimiento sobre el nacimiento de nuestro universo, cuando todo era apenas el amanecer cósmico. 

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