Xolos y América salvaron el pellejo, ¡y también el árbitro Óscar Mejía!
Justo en la semana en la que se reveló la suspensión del silbante César Ramos por subutilizar el VAR en la anterior Final, el central de ayer en el Estadio Caliente se tomó todo el tiempo para no tropezar con la misma piedra en el 0-0 en el Estadio Caliente.
Fue un partido ríspido y de pocas emociones. El lapso de mayor tensión se produjo entre el 81' y el 83', cuando Óscar Mejía señaló penal a favor de las Águilas por una mano de Omar Mendoza, pero al silbante le sugirieron que revisara la jugada en el monitor.
El árbitro cambió la decisión de un penal revisando el VAR.
Mendoza insistía en que la pelota le había pegado en el abdomen. El árbitro incluso fue abucheado por el público debido a su tardanza al acudir al VAR. No fue en vano, su jefe Arturo Brizio sugirió que a Ramos Palazuelos no lo hubieran suspendido en caso de tomar todo el tiempo necesario en una jugada tan brava; la de ayer era también determinante.
El colegiado se retractó. Al "Piojo" Herrera no le quedó de otra que resignarse, a final de cuentas su equipo tampoco hizo mucho para ganar el juego.
Xolos estaba cómodo con el empate sin goles, tanto que hizo cambios a partir del 77', pese a su responsabilidad por ser el equipo local. América declaró sus intenciones desde que paró otra vez una línea de cinco, que le permite ser sólido en defensiva más allá de que le resta fuerza al ataque.
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Para remontarse a las acciones de mayor peligro había que retroceder el video hasta los primeros 15 minutos, cuando Giovani dos Santos disparó justo a la ubicación de Gibrán Lajud, en una mala salida de los Xolos, o cuando Guillermo Ochoa hizo una magnífica atajada luego de un disparo de Camilo Sanvezzo, en el que Paul Aguilar desvió el esférico.
Intensidad y fricciones no faltaron. Fue un juego muy físico, en el que la pelota cambió constantemente de dueño.
En la segunda mitad, América tuvo la posesión del esférico, pero ni Gio ni Leo Suárez aportaron esa chispa tan necesaria en un juego en el que importó más el no perder que el ganar. El árbitro Óscar Mejía podrá presumir que él tampoco perdió.