FRONTERA., COAH.-“La ropa sucia se lava en casa”, esa es la respuesta que decenas de mujeres reciben al solicitar ayuda de familiares, amigos y hasta de las autoridades al ser maltratadas por sus parejas, quienes debieran protegerlas y brindarles amor y cariño.
Sandra de Luna González, titular del Centro de Orientación y Protección a Víctimas de la Violencia Intrafamiliar dijo que el 90% de las mujeres que llegan al centro solicitando apoyo, llevan años sufriendo de malos tratos y humillaciones dentro del hogar, pero no encuentran apoyo en familiares y amigos, por lo que callan en silencio lo que sucede en su entorno.
De Luna González Directora de la Asociación Coprovvi dijo que los feminicidios van en aumento y el maltrato hacia a la mujer dentro y fuera del seno familiar no cesa, por lo que es importante crear reformas de ley que permitan una atención integral a las víctimas de estos hechos que cada vez son más frecuentes.
Comentó que hoy en día los hijos que crecen en familias disfuncionales, tienden a normalizar el maltrato, debido a que ven como su padre golpea, humilla y menosprecia a su madre, por lo que ven este tipo de comportamiento como una situación normal, lo que repercute en su comportamiento durante la adolescencia y la adultez, presentando comportamiento similar desde sus primeras relaciones amorosas.
“Existen jovencitas que permiten que su novio las humillen pues siempre vieron a su mamá en una total sumisión derivada de los malos tratos de su papá y también existen jóvenes que se tornan agresivos con sus parejas pues vieron como el “macho” eran quien gobernaba y mandaba en sus casas, comportamiento que repiten a lo largo de su vida”.
Explicó que es muy necesario brindar apoyo a las víctimas, madres e hijos, así como obligar a que los agresores reciban atención psicológica para que este comportamiento termine, ya que de lo contario la cadena de violencia se repetirá generación tras generación.
“Nosotros estamos sacando adelante a una gran cantidad de mujeres que sufrieron agresiones por parte de sus esposos, también damos terapia a los hijos para que cuando crezcan no repitan lo vivido en sus casas y esto se convierta en una cadena toxica de maltrato y sumisión”.