Este martes, Monclova amaneció bajo temperaturas congelantes, dejando un manto blanco sobre paisajes que parecen atrapados en una postal invernal. Entre ellos, las emblemáticas montañas de escoria de Altos Hornos de México (AHMSA), la empresa que una vez dio vida a la ciudad y a miles de familias, se erigen como un recordatorio de un pasado pujante que hoy parece lejano.
Hace dos años, AHMSA comenzó su declive económico, enfrentando una crisis que desmoronó la confianza en el gigante del acero. Hoy, oficialmente en quiebra, sus obreros cargan con la incertidumbre y el anhelo de recibir su finiquito, una esperanza que parece tan fría como el clima de este día.
El camino que bordea las montañas de desechos industriales, cubierto de charcos y escarcha, parece reflejar la nostalgia de un Monclova que solía vibrar con la fuerza de las chimeneas activas. “Era la columna vertebral de nuestra economía”, murmura un habitante mientras observa el paisaje con resignación.
Las montañas de escoria, alguna vez un símbolo de la intensa actividad siderúrgica, hoy solo son sombras de una industria que marcó generaciones. Cada familia en esta ciudad tiene historias vinculadas a la planta: jornadas interminables, esfuerzo y orgullo de construir un México industrializado. Ahora, esas historias se mezclan con la frustración de quienes aún esperan respuestas.
En medio del frío, el recuerdo de lo que fue AHMSA resuena como un eco en los corazones de los monclovenses. Y mientras la escarcha cubre lo que queda del gigante, la ciudad sigue mirando hacia adelante, buscando calor en medio del invierno económico.
