Mientras la mayoría de los niños esperan con ilusión estrenar mochila, zapatos y útiles escolares en este regreso a clases, la historia de dos pequeños de 7 y 8 años revela la otra cara de la realidad: la de quienes no tienen padres que los respalden y dependen de la bondad de otros para salir adelante.
Estos hermanos, que cursarán segundo y tercer grado de primaria, fueron abandonados por su madre desde bebés.
El padre, de apenas 40 años, intentó hacerse cargo, pero las circunstancias lo llevaron por el camino de las adicciones, dejando a los niños bajo la tutela de su abuelo, don Temo Trinidad, un adulto mayor de 60 años.
Con una pensión modesta y algunos trabajos de albañilería, don Temo hace lo posible por mantener un hogar digno, aunque reconoce que no siempre alcanza para cubrir los gastos básicos, mucho menos los que implica el regreso a clases.
Aun así, su mayor deseo era ver a sus nietos llegar este lunes a la escuela como los demás, con uniforme, zapatos y útiles nuevos.
Desesperado por conseguirlo, el hombre pensó en rifar lo poco que tiene: su bicicleta, su único medio de transporte, y sus herramientas de trabajo. Fue entonces cuando recurrió a un vecino, Pablo Jesús Hernández Ponce, quien se conmovió al conocer la situación.
"Le dije, señor Temo, no se deshaga de su herramienta de trabajo, veremos qué hacemos, pero esos niños van el lunes a la escuela", relató Pablo.
En lugar de rifar la bicicleta, lanzó una publicación en redes sociales para pedir apoyo, y la respuesta fue inmediata.
La ayuda llegó de distintos lados, incluso del hermano de Pablo, quien envió dinero para las colegiaturas y mochilas.
Y gracias a ello, y a otros buenos ciudadanos como Fernanda Izaguirre, los niños ya cuentan con sus uniformes de gala y deportivo, así como zapatos y algunos artículos escolares.
Sin embargo, las necesidades aún son muchas. "Ya se tiene lo principal para que entren a clases, pero sigue faltando la despensa, porque don Temo se hace cargo de todo el hogar y no es suficiente", explicó el vecino solidario.
Los pequeños viven junto a su abuelo en la colonia Praderas del Norte, en la privada 18 de marzo, entre las calles Francisco I. Madero y Venustiano Carranza, justo detrás del bar Primo Elizondo y frente a la plaza La Lagunita, quien desee apoyar a la familia puede comunicarse al número 866-176-57-43.