Monclova, coah.- Como cada año, la señora Evangelina Salomón Moncada recibe la Cuaresma con una profunda devoción y una arraigada tradición familiar. Su hogar se transforma para la ocasión, recordando los pasajes de la vida de Jesús y fomentando la unión entre sus seres queridos.
La familia Salomón es ampliamente reconocida por la emblemática "Casa de las Catrinas" en noviembre, donde el Día de Muertos cobra vida con impresionantes decoraciones de calaveras y catrines. Ahora, con la llegada de la Cuaresma, su casa se llena de símbolos religiosos. En la entrada, una figura de Jesús, veladoras y una cruz reciben a quienes la visitan, evocando el espíritu de reflexión y fe de estos 40 días.
Sin embargo, lo más significativo para la familia no son solo los adornos, sino la convivencia que se fortalece alrededor de la mesa. En estas fechas, el hogar de la señora Evangelina se llena de aromas y sabores tradicionales: pescado, tortitas de camarón, lentejas, acelgas y, por supuesto, la clásica y deliciosa capirotada, que nunca falta en su menú cuaresmal.
Para ella, esta tradición es más que una costumbre; es un legado de amor y fe que ha transmitido de generación en generación.
"Esta tradición viene desde mi madre. Ahora la comparto con mis hijos y nietos. Siempre les he inculcado lo bonito de esto: dar amor, compartir y, sobre todo, mantener viva la fe", expresó Evangelina.
Con cada platillo, cada oración y cada momento compartido, la familia Salomón Moncada reafirma que la Cuaresma no solo es tiempo de reflexión, sino también de unión y amor.
