La ausencia se mide en días, meses y años, pero nunca en el olvido. Con esa convicción, integrantes del Colectivo de Monclova se unieron a la Jornada Nacional de Búsqueda en Vida por Nuestros Desaparecidos en Coahuila, un esfuerzo que este año reúne a familias de diferentes estados del país, todas con la misma pregunta clavada en el corazón: ¿dónde están?
Nancy, Sandra, Rosy, Genaro y Rocío cargan carpetas, fotografías y una fe inquebrantable. En esta ocasión, la presidenta del colectivo Voz que clama justicia por personas desaparecidas, Lucy López, fue la encargada de convocar a decenas de buscadores que viajaron desde Veracruz, Nuevo León, Torreón, Monclova y otras regiones para recorrer juntos los lugares donde pudiera aparecer una pista.
Los primeros días estuvieron marcados por recorridos en los penales de Torreón. En el varonil, con una población de más de 1,400 internos, se realizaron 28 registros. Diecisiete internos aseguraron conocer a alguno de los desaparecidos, mientras que once confesaron no haber tenido contacto con su familia desde su ingreso, en algunos casos hasta por cinco años. Cada testimonio se convirtió en una pieza de un rompecabezas que los colectivos se niegan a dejar incompleto.
En el penal femenil, donde permanecen 157 mujeres privadas de la libertad, la jornada se tornó profundamente emotiva. Una joven aseguró conocer a Darío, uno de los muchachos de Monclova que sigue sin volver a casa. No se sabe aún si el dato conducirá a hallarlo, pero el solo hecho de escuchar su nombre renovó la fuerza de su familia.
El dolor también se compartió con la historia de un joven de Torreón desaparecido desde 2018. Dos mujeres relataron haberlo visto recientemente en Matamoros, Coahuila, consumido por las adicciones. La noticia sacudió a su madre, pero también encendió una posibilidad: la de volver a abrazarlo con vida.
Entre 80 y 100 personas participaron en esta primera semana en la Región Laguna. La segunda etapa arrancará el lunes en Saltillo, donde continuarán los recorridos en penales y calles, siempre con la esperanza como brújula.
Cada paso, cada visita, cada palabra recogida en estos días demuestra que la búsqueda no se detiene. Para los colectivos, mientras haya una voz que pronuncie sus nombres, los desaparecidos siguen presentes y la esperanza permanece viva.