La sala de audiencias se llenó de tensión y silencio cuando Nicole, una ciudadana estadounidense de mirada perdida y voz quebrada, rompió en llanto al escuchar la condición que le imponía el Ministerio Público: retirarle la visa para evitar que saliera del país.
El caso que la llevó hasta ahí ocurrió el 11 de marzo. Ese día, en Castaños, ella y Jorge Heriberto García Estrada circulaban en camionetas Dodge Ram cuando se registró un accidente que dejó gravemente herido a Jorge. Tres días después, el 14 de marzo, falleció.
Nicole permaneció en el lugar tras el choque, pero luego regresó a Estados Unidos, donde vive con su familia. Desde entonces, nada se supo de ella hasta que regresó a la región y fue localizada y presentada ante la justicia mexicana, bajo la causa penal 383/2025.
En la audiencia, la defensa propuso un acuerdo reparatorio: un millón 200 mil pesos de indemnización, con un anticipo de 100 mil pesos y mensualidades de 30 mil por casi cuatro años, además de arraigo en la colonia Libertad, no acercarse a víctimas ni testigos, firmar cada mes y no conducir. El padre de la víctima aceptó, pero la Fiscalía insistió en una condición más: quitarle la visa para asegurar el pago.
Fue en ese instante cuando Nicole se derrumbó. Entre sollozos, dijo que su vida y su familia están en Estados Unidos, que apenas conocía Castaños y que aquella ocasión del accidente era la segunda vez que visitaba el lugar. Suplicó que le permitieran ir y venir para ver a los suyos.
“Si después de pagarles no puedo ver a mi familia, no puedo, no es justo”, expresó con voz ahogada.
Pidió firmar cada mes, aceptó el arraigo, pero no resignarse a perder su única conexión con su hogar. La juez pausó la audiencia para que se calmara, mientras Nicole repetía que prefería enfrentar la cárcel que quedarse lejos de su familia por años.
Finalmente, no hubo acuerdo. La juez ordenó su traslado al penal de Piedras Negras y notificó al consulado estadounidense sobre su situación. En su rostro, la mezcla de impotencia y tristeza dejó claro que el proceso judicial apenas comienza, y que las heridas que deja este caso no son solo legales, sino profundamente humanas.