La posibilidad de que Altos Hornos de México (AHMSA) vuelva a operar plenamente "sería un milagro", dadas las condiciones actuales del mercado siderúrgico y las decisiones que, desde el ámbito gubernamental, cerraron toda opción real de rescate, afirmó Francisco Orduña, ex directivo de la acerera.
De acuerdo con Orduña, el entorno económico nacional e internacional es hoy el menos favorable para una inversión del tamaño que requeriría la reactivación de AHMSA. Factores como la guerra comercial entre Estados Unidos y China, los aranceles, la caída de la demanda de acero y la desaceleración industrial han hecho que los inversionistas actúen con extrema cautela.
"El mercado del acero es el menos amable para encontrar una solución. La inversión que se necesitaría para echar a andar nuevamente Altos Hornos de México está prácticamente negada por las condiciones actuales", sostuvo.
No obstante, el ex directivo fue enfático al señalar que el origen del problema no estuvo en los trabajadores, ni en los directivos, ni en los accionistas, sino en una serie de decisiones tomadas desde el gobierno federal, las cuales —aseguró— bloquearon durante años cualquier intento de normalización de la empresa.
Orduña recordó que en 2022 existió un interés real y avanzado de inversionistas extranjeros, particularmente de la empresa China Steel, cuyos representantes visitaron Monclova, conocieron las instalaciones y contaban con los recursos necesarios para concretar la compra de AHMSA.
"Era un proyecto serio, estaban totalmente interesados y tenían el capital. Yo los atendí, los conocí. Sin embargo, el gobierno federal los espantó con un crédito fiscal que no tenía ningún sentido", afirmó.
Según su testimonio, esa operación se frustró durante la administración del entonces presidente Andrés Manuel López Obrador, lo que —a su juicio— respondió a intereses internos dentro del propio gobierno que buscaban entregar la empresa a determinados grupos siderúrgicos, sin lograrlo finalmente.
"Se hizo todo lo posible por cerrar el camino a una solución real. Fue una faramalla, una falsa acusación que detonó todo este proceso y que terminó por destruir a la empresa", señaló.
En cuanto al estado actual de la industria, Orduña detalló que las acereras en México operan al 50 por ciento de su capacidad o incluso menos, en un contexto donde la producción industrial ha caído alrededor del 3 por ciento y la demanda de acero continúa a la baja. Añadió que, aunque se ha hablado de sustituir importaciones, existen aceros que no se producen en el país, lo que limita cualquier estrategia inmediata.
Respecto a AHMSA, reconoció que existen áreas relativamente nuevas que quedaron en condiciones óptimas para arrancar operaciones; sin embargo, el principal obstáculo sigue siendo el suministro de minerales, además de los problemas históricos en la calidad del fierro y del carbón.
¿Cuánto tiempo tomaría la reactivación de AHMSA?
En el mejor de los casos, dijo, una reactivación mínima tomaría al menos un año, y eso solo bajo condiciones ideales que hoy no existen.
Finalmente, Orduña aclaró que ya no forma parte de ningún proceso relacionado con AHMSA y que no tiene injerencia alguna en las decisiones actuales. Aunque aseguró no guardar rencor personal, sí expresó un profundo enojo por el daño causado no solo a la empresa, sino al país.
"Perdí todo, como muchos otros, pero no vivo de rencores. Lo que sí enoja es ver cómo decisiones de gobierno destruyen proyectos estratégicos del país. AHMSA es solo un ejemplo más de lo que está pasando en México", concluyó.