En el marco del Día del Médico, la historia del doctor Tomás Algaba Martínez es una de esas que resumen lo que significa la vocación de servicio. A sus 88 años, continúa con la dedicación y convicción de apoyar a quien lo necesita, con la atención de los pacientes del DIF Monclova, en donde acude con la misma entrega con la que llegó a esta ciudad hace casi seis décadas.
Originario de Parras, Coahuila, el doctor Algaba se formó en la Ciudad de México, donde realizó su especialidad en Ginecología. En 1967, con apenas 30 años llegó a Monclova con la intención de quedarse seis meses en el Seguro Social. "Venía únicamente por un periodo de seis meses, pero pues aquí me quedé", dice con una sonrisa que delata cariño por la ciudad que lo adoptó.
El doctor Algaba desarrolló una trayectoria ejemplar tanto en el ámbito público como en el privado, al ser Jefe de la Cuarta Jurisdicción Sanitaria durante una década, donde coordinó la atención médica de ocho municipios bajo tres administraciones estatales. Posteriormente, fundó Tesoros de México, una empresa dedicada a la medicina del trabajo, higiene y ecología, y más tarde se integró a AHMSA del Grupo Acerero del Norte, donde se desempeñó como gerente general corporativo por 11 años.
Su paso por la siderúrgica, recuerda, fue una etapa de desarrollo profesional y de orgullo por ser parte de una empresa que marcó la vida económica y social de la región Centro y Carbonífera de Coahuila. "AHMSA fue el motor que impulsó el crecimiento de Monclova y toda el área industrial", señaló con la seguridad de quien fue testigo del auge de la empresa siderúrgica, que dijo, sigue siendo la más importante en la región. "Es muy lamentable lo que pasó, pero soy optimista. Tengo bases para pensar que pronto se va a rehabilitar: es una empresa rentable, básica, y el fierro está ahí para 30 años más", así lo indicó.
Testigo de crisis y aprendizajes
En su larga trayectoria, el doctor Algaba ha enfrentado de cerca algunos de los momentos más difíciles para la salud pública en la región: desde los brotes de rabia y dengue, hasta la pandemia de COVID-19. "Me ha tocado todo," dice con serenidad. "Me tocó la rabia, me tocó el dengue... y la pandemia también. Pero para eso estamos, para cumplir, para trabajar y para servir." Recuerda que, como en otras ocasiones, Monclova vivió la emergencia con intensidad. "Aquí todo explota (dice entre risas), o hay mucho o no hay nada; no hay términos medios." Aunque la pandemia lo llevó a cerrar su consultorio privado, no lo alejó del ejercicio médico: hoy sigue colaborando en el DIF, donde ofrece consultas y atiende a quienes más lo necesitan, "Estoy feliz de la vida. A mí me gusta servir. Servir es lo que más me enamora de mi profesión."
El mensaje de un maestro
Además de su labor médica, el doctor Algaba ha sido maestro de generaciones de pasantes y profesionales de la salud. Su mensaje, asegura, sigue siendo el mismo: "Que sean mejores que yo." "La competencia del médico debe ser con uno mismo, no con los demás. Yo siempre les digo a mis alumnos: tú tienes que ser mejor que yo, y el que viene después, mejor que tú. Esa es la única forma de culturizar y de servir a México." Con una mirada clara y una energía que desmiente sus años, el doctor Tomás Algaba habla no solo como médico, sino como ciudadano convencido del valor del trabajo y la educación. "Si México no se culturiza, va a tardar más en salir adelante. Hay que trabajar con ganas, hacer las cosas bien. No estar en algo por ratitos, hay que hacerlo bien, y todo se ve bien", indicó. A 88 años de edad y más de 60 de servicio, su historia es un testimonio de constancia y amor por Monclova, la ciudad que lo vio llegar "por seis meses" y lo convirtió en uno de sus médicos más queridos.