NUEVA ROSITA, COAH.- A días de cumplir sus cuatro añitos de vida, Diego Viera Orozco, conocido cariñosamente como "Dieguito", se ha convertido en un símbolo de esperanza y fortaleza para su familia y comunidad neorrocitense.
Nacido con una grave malformación congénita en el corazón, su madre, Elena Orozco, recuerda los momentos vividos más difíciles: "Solo un milagro de vida pudo salvar la vida de mi hijo, quien sobrevivió pese a todo pronóstico médico en contra y pese a toda adversidad", expresó.
Mencionó que, desde sus primeros meses de vida, Dieguito enfrentó una dura batalla. A los dos meses y medio fue sometido a una cirugía pulmonar, y en noviembre de 2024, en la Ciudad de México, se le practicó una cirugía mayor a corazón abierto.
Cabe señalar, el procedimiento, conocido como Glenn o Anastomosis Cavo Pulmonar Superior Bidireccional, es una intervención especializada para bebés con defectos cardíacos como el Síndrome del Corazón Izquierdo Hipoplásico. Esta cirugía permite que la sangre desoxigenada llegue directamente a los pulmones sin pasar por el ventrículo único, aliviando su carga y preparando al paciente para futuras intervenciones.
A pesar de haber superado dos cirugías, Dieguito aún necesita una tercera operación, prevista para cuando cumpla seis años, la cual esperan realizar a través del Seguro Social.
Elena relata que, el proceso ha transformado profundamente a su familia. "Cuando supimos de la malformación fue como un balde de agua fría. Mi hijo estaba tan chiquito", expresó. A raíz de la última cirugía, Diego sufrió una afectación que le provocó la pérdida de movilidad en el lado derecho de su cuerpo, lo que ha requerido cuidados constantes y rehabilitación diaria.
La familia enfrentó no solo los retos médicos, sino también los económicos. Conseguir el dinero para la cirugía en tan poco tiempo fue una carrera contra el reloj. Gracias al apoyo de la comunidad, los medios de comunicación y una fundación, lograron reunir los fondos necesarios. "Fue muy estresante, pero bendito Dios, lo logramos", dijo Elena.
La decisión de operarlo fue una de las más difíciles, ya que el IMSS no podía realizar la intervención por la complejidad del caso, y una segunda opinión en Estados Unidos tampoco ofreció esperanzas. Finalmente, encontraron un centro médico que aceptó el reto.
Hoy, Elena agradece cada día por la vida de su hijo. "Sabíamos que Dios nos iba a permitir salir adelante. Diego es un milagro. Habla muy poquito, pero es un niño muy activo, quiere hacer las cosas por sí mismo y todo el mundo lo adora".
Junto a sus hermanos Mateo, de 12 años, y Renata, de 6, Dieguito continúa su camino con valentía, rodeado del amor incondicional de su familia, de sus parres, que no ha dejado de luchar por su bienestar.