SABINAS, COAH.- El cierre de la frontera de Estados Unidos a la exportación de ganado mexicano, vigente desde finales de 2024 por razones sanitarias, ha provocado una de las crisis más severas para la ganadería de Coahuila en las últimas décadas. Productores del estado enfrentan una caída drástica en sus ventas, sobreoferta interna y pérdidas millonarias que amenazan la viabilidad de miles de unidades de producción.
Las exportaciones de becerros coahuilenses hacia el mercado estadounidense, uno de los principales destinos históricos, se desplomaron hasta en un 90 por ciento. De enviar alrededor de 60 mil cabezas al año, el estado apenas ha logrado colocar unas cuantas miles, dejando entre 8 mil y 15 mil animales varados en ranchos y corrales, con costos crecientes de alimentación y manejo.
Esta situación ha derivado en fuertes afectaciones económicas. Organismos ganaderos estiman pérdidas superiores a los 22 millones de dólares para el sector estatal, mientras que autoridades locales calculan que, al vender el ganado en el mercado nacional a precios castigados, los productores han dejado de percibir hasta 900 millones de pesos. En muchos casos, cada animal representa una pérdida cercana a los mil 500 dólares frente al precio que obtendría en Estados Unidos.
El impacto también se ha reflejado en el mercado interno, donde la sobreoferta de ganado ha provocado una caída de hasta 40 por ciento en los precios. Esta depreciación ha obligado a pequeños y medianos ganaderos a vender por debajo de sus costos de producción, agravando un escenario ya complicado por la sequía que afecta al norte del país y limita la disponibilidad de pastizales y agua.
Como medida emergente, algunos productores de Coahuila buscaron exportar ganado a través de otros estados, como Chihuahua, aunque estas operaciones son limitadas y generan mayores costos logísticos. Paralelamente, la Unión Ganadera Regional y autoridades estatales y federales han intensificado gestiones para reforzar los controles sanitarios y negociar la reapertura gradual de la frontera.
Mientras tanto, el sector ganadero de Coahuila se mantiene en incertidumbre, a la espera de que las condiciones sanitarias permitan reactivar las exportaciones y recuperar uno de los pilares económicos del estado. De no resolverse pronto la situación, advierten los productores, las consecuencias podrían traducirse en el cierre definitivo de ranchos, pérdida de empleos y un golpe duradero a la economía regional.
APOYO FEDERAL SIN GRANDES RESULTADOS
A principios de septiembre de este año, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo anunció un paquete de apoyos y créditos por 2 mil 181 millones de pesos para ganaderos de Coahuila, Sonora y Durango, con el objetivo de compensar las pérdidas derivadas de las restricciones comerciales con el vecino país. De ese monto se destinó un promedio de 650 millones de pesos para Coahuila, enfocados en financiamiento para engorda, subsidios y creación de centros productivos de carne de alta calidad.
Dentro de la entidad, también se han puesto en marcha proyectos que combinarán la aportación federal con esfuerzos estatales: rehabilitación de rastros y empacadoras con certificación TIF, así como la construcción de centros de subasta y una empacadora de carne en la Región Centro, lo que representa un paso hacia la industrialización de la producción local. Estas acciones buscan abrir nuevos mercados, especialmente en la comercialización de carne, frente a la imposibilidad actual de exportar ganado en pie a Estados Unidos.
Sin embargo, la percepción entre productores es mixta. Aunque existe optimismo por el desembolso de recursos y los programas activados, algunos ganaderos han expresado que aún esperan la materialización de apoyos en efectivo y la agilidad en la entrega de créditos, ya que el flujo de dinero directo es vital para enfrentar la actual sobreoferta interna y los precios deprimidos en el mercado nacional.
Autoridades federales y estatales han enfatizado que estos apoyos no solo buscan sostener la actividad productiva en el corto plazo, sino también transformar la cadena ganadera hacia la producción de carne de alta calidad y mercados alternativos. La modernización de infraestructura con certificación TIF y USDA es vista como clave para abrir canales comerciales incluso sin depender únicamente de la exportación de ganado vivo.
CONTINUAN NEGOCIACIONES CON USDA
A finales de diciembre de 2025, las negociaciones entre México y Estados Unidos para la reapertura de la frontera a la exportación de ganado continúan activas pero sin una fecha definida, informó el secretario de Desarrollo Rural de Coahuila, Jesús María Montemayor Garza. El funcionario subrayó que el diálogo con autoridades estadounidenses se mantiene en el ámbito técnico y sanitario, y que el estado sigue a la espera de una resolución por parte del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA).
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❮❯Montemayor Garza destacó que Coahuila cumple con los protocolos sanitarios exigidos y se mantiene libre de casos confirmados de gusano barrenador, principal motivo del cierre fronterizo. Señaló que se han reforzado los controles zoosanitarios, la vigilancia en el tránsito de ganado y la coordinación con SENASICA, con el objetivo de demostrar que el hato coahuilense no representa un riesgo para el mercado estadounidense.
Durante 2025, explicó, se realizaron reuniones binacionales e inspecciones técnicas, además de la rehabilitación y preparación de estaciones cuarentenarias en puntos estratégicos como Piedras Negras y Ciudad Acuña. Estas acciones han sido evaluadas por comitivas estadounidenses y forman parte del proceso previo a cualquier reapertura, aunque el funcionario reconoció que la decisión final no depende únicamente del estado ni del gobierno mexicano.
El secretario señaló que, aunque hubo expectativas de reaperturas parciales a lo largo del año, estas se han pospuesto debido a la cautela de Estados Unidos ante la situación sanitaria en otras regiones del país. En este contexto, Montemayor Garza reiteró que Coahuila seguirá insistiendo en la reapertura, manteniendo los estándares sanitarios y participando en las mesas técnicas, mientras el sector ganadero enfrenta la prolongación de una crisis que aún no tiene una fecha clara de solución.