SABINAS, COAH.- La historia de Don Jesús Rivera Castañeda, adulto mayor de la colonia Santo Domingo, refleja el contraste más doloroso entre la solidaridad que se presume y la indiferencia que se practica. El pasado 14 de agosto, la denuncia de la vecina Norma Pacheco conmovió a la comunidad: Don Jesús se encontraba en total abandono, tirado en un colchón en el piso, sin más enseres que su propia resistencia. Ese día, el alcalde José Feliciano Díaz Iribarren acudió personalmente y, con gestos de apoyo, entregó muebles y artículos que parecían devolverle un poco de dignidad.
La acción fue celebrada por la ciudadanía, replicada cientos de veces en redes sociales como ejemplo de empatía y compromiso. La imagen del alcalde junto al adulto mayor se convirtió en símbolo de esperanza, un recordatorio de que la autoridad podía tender la mano en los momentos más difíciles. Sin embargo, lo que parecía un acto de humanidad pronto se transformó en decepción.
Vecinos de la colonia documentaron días atrás la llegada de un vehículo de servicios públicos del municipio al domicilio de Don Jesús, ubicado en la calle Río Álamo número 584. Personal del ayuntamiento retiró la cama, el refrigerador y otros muebles que, en apariencia, habían sido obsequio del alcalde. La escena fue grabada y compartida, generando indignación y tristeza entre quienes habían creído en la buena voluntad de la administración.
Una vez más, Don Jesús quedó postrado en el mismo colchón de agosto, vulnerable y olvidado. La comunidad que lo rodea se pregunta cómo es posible que un adulto mayor vuelva a ser despojado de lo poco que le había sido entregado. La sensación de traición se mezcla con la impotencia de ver que la ayuda se convirtió en un espejismo.
El contraste resulta aún más evidente cuando, apenas el pasado domingo 7 de diciembre, el municipio anunció con entusiasmo la instalación de una pista de hielo en la explanada de la presidencia, como parte de la villa navideña y el encendido del pino. Mientras se destinan recursos y atención a los festejos de temporada, un ciudadano permanece en condiciones indignas, sin que se atienda su necesidad más básica: un lugar digno para descansar.
La historia de Don Jesús interpela a la conciencia colectiva. Nos recuerda que la verdadera esencia de la Navidad no está en las luces ni en los espectáculos, sino en la solidaridad genuina y en el compromiso con quienes más lo necesitan.