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Coahuila

Voces incansables; viudas de Pasta de Conchos

Persistimos en nuestra lucha 18 años, la verdad salió a flote, el rescate siempre fue posible, ahora queremos justicia, expresa Rosa María Mejía

Por Teresa Muñoz - 28 junio, 2024 - 04:26 p.m.
Voces incansables; viudas de Pasta de Conchos

VILLA DE SAN JUAN DE SABINAS, COAH.- Dieciocho años después de la tragedia minera que marcó a la Región Carbonífera, las viudas de los 63 mineros que permanecen aún atrapados en el complejo de carbón donde probablemente quedaron sepultados vivos aquel 19 de febrero de 2006, continúan su incansable lucha por el rescate y en busca de que esto se traduzca en justicia.

Rosa María Mejía, viuda de Rolando Alcocer, es una de las voces que se alza con firmeza pues después de años de esfuerzo, hoy ve los frutos de la tenacidad de todas sus compañeras y de ella misma.

“No ha sido fácil”, dice, “hemos luchado con la salud deteriorada, anímicamente afectadas, amenazadas y perseguidas. Pero no nos hemos rendido”.

“Hoy, la esperanza renace, un anhelo persiste que es recuperar los restos mortales de nuestros seres queridos, de nuestros compañeros de vida y llevarlos a descansar finalmente a un lugar sagrado”, expresa.

Acompañadas por sus hijos e hijas, las viudas enfrentan la espera del rescate y la recuperación de los restos mortales de quienes fueron el pilar en sus hogares, con sentimientos a flor de piel. 

La posibilidad de recuperar los restos humanos de sus seres queridos les da fuerzas bajo el abrasador sol; algunos pequeños entre sus nietos, se refugian debajo de los escasos huizaches, cubiertos con toallas o sábanas, mientras observan a sus familiares en busca de respuestas.

Rosy Mejía, Elizabeth Castillo Rábago, Tomasita Martínez, Claudia Escobar Pacheco, Aída Griselda Farías y Elvira Martínez, entre otras viudas, tocaron puertas a nivel federal. Su persistencia ha sido su mayor arma. “Somos una familia en desgracia sí”, dice Rosa María, “Pero en las buenas y en las malas, aquí estamos”.

Las viudas se mantienen firmes en su convicción de que no hubo una explosión en Pasta de Conchos, y que no se les atendió adecuadamente ni a los mineros ni a ellas.

 “Hoy estamos callando a quienes nos criticaron”, afirma Rosa María, -hoy demostramos que teníamos razón desde el principio: el rescate sí era posible-.

Mientras tanto, la comunidad de Pasta de Conchos sigue unida en su búsqueda de justicia y, la esperanza, aunque desgastada, sigue más firme que nunca en sus corazones.

Hoy es momento también de reflejar la valentía y la lucha incansable de estas mujeres que, a pesar de todo pronóstico en contra, alzaron la voz y lograron ser escuchadas para recuperar los restos de sus seres queridos, de seres humanos que desde el momento que nacieron y murieron, tenían derecho a no terminar abandonados en una mina, sino de descasar en un lugar digno a donde sus familias y nuevas generaciones les visiten y recuerden por el resto de toda una eternidad.

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