En un emotivo gesto de gratitud, la empresaria Ana Montemayor Rodríguez rindió un reconocimiento público a los voluntarios de la Fundación María Amor, quienes desde hace más de dos décadas dedican sus viernes a preparar y servir alimentos a personas en situación de vulnerabilidad.
La iniciativa, que surgió como respuesta solidaria ante la llegada de migrantes a la ciudad, se ha convertido en un pilar de apoyo para cientos de familias sabinenses que cada semana encuentran en este espacio un plato de comida caliente y un lugar donde sentirse acompañados.
Cada viernes, la familia Montemayor Vargas, a través de la fundación, abre las puertas de su domicilio en la calle Morelos de la colonia Centenario para ofrecer alimentos, bebida y postre a quienes más lo necesitan. Lo que comenzó como una obra de misericordia enfocada en los migrantes, hoy representa una red de asistencia que brinda esperanza a personas de todas las edades y condiciones sociales.
Bajo la dirección de Ana Montemayor, empleados y voluntarios han enfrentado desafíos logísticos y económicos sin abandonar su misión de servicio. Gracias a ese esfuerzo, miles de personas han recibido no solo alimento, sino también compañía y la certeza de ser escuchadas y valoradas.
Durante el reconocimiento, también se resaltó la vocación de servicio de la familia Vargas Montemayor, cuyo compromiso trasciende esta obra en particular, ya que han apoyado a otras fundaciones, iglesias y causas sociales, consolidándose como referentes de solidaridad en la región.
La Fundación María Amor continúa siendo un ejemplo de cómo la voluntad de ayudar puede transformar vidas. En tiempos donde la empatía parece escasa, su labor recuerda que el verdadero cambio comienza con pequeños actos de amor y generosidad.