A casi trece años del fallecimiento de Jenni Rivera, su hermano Lupillo Rivera sorprendió al revelar que pidió apoyo a líderes del narcotráfico para intentar localizarla, cuando aún se desconocía el paradero de la cantante.
Durante una entrevista con el periodista Gustavo Adolfo Infante, el intérprete explicó que en los momentos posteriores al accidente aéreo en el que murió la "Diva de la Banda", pensó que podía tratarse de un secuestro, por lo que decidió buscar ayuda fuera de los canales oficiales.
"Quería saber si la tenían, si estaba viva. Les dije: ´si tienen a mi hermana, yo voy por ella y me quedo en su lugar´", narró Rivera, quien afirmó haber recibido respuestas de distintos jefes de plaza negando tener información, pero mostrando disposición para colaborar.
El cantante relató que asumió la responsabilidad de contactar a las autoridades y proteger a sus padres del impacto mediático. Contó también que la cuenta de Twitter de Jenni fue hackeada, lo que generó confusión y falsas esperanzas al circular mensajes que aseguraban que la artista seguía viva.
En la conversación, Lupillo describió la dificultad emocional de comunicar la muerte de su hermana a su familia, además de revelar que algunos familiares lo señalaron como sospechoso, lo que profundizó el dolor del duelo. "¿Cómo voy a desearle la muerte a cualquiera de mis hermanos?", expresó.
Rivera comentó además que existen detalles que lo hacen dudar de la versión oficial del accidente, como una grabación entre la torre de control y el piloto en la que se ordenaba el despegue inmediato. También mencionó que, según testigos, el cielo se iluminó antes del impacto y que el cráter del siniestro parecía menor a lo esperado.
La tragedia ocurrió la madrugada del 9 de diciembre de 2012, cuando Jenni Rivera abordó un Learjet 25 después de un concierto en Monterrey. Diez minutos después del despegue, la aeronave perdió contacto y fue hallada completamente destruida en Iturbide, Nuevo León.
El informe oficial atribuyó el accidente a la pérdida de control en vuelo, sin causas concluyentes, señalando factores como el desgaste del avión, la edad del piloto y fallas en el mantenimiento.
Jenni Rivera, de 43 años, se había consolidado como una de las figuras más influyentes del regional mexicano y un símbolo de fuerza femenina. Su muerte provocó una gran conmoción en México y Estados Unidos, donde miles de fans le rindieron homenaje antes de su sepultura en Long Beach, California.