Un sistema de tormentas severas azotó el lunes 14 de julio el noreste de Estados Unidos, provocando inundaciones repentinas en Nueva York y Nueva Jersey, cerrando vías, paralizando el transporte público y dejando dos fallecidos en Plainfield, NJ.
En Nueva York, el Servicio Meteorológico Nacional registró la segunda hora más lluviosa de su historia —alrededor de 2 pulgadas justo entre las 7 y 8 p.m.— lo que saturó callejones, estaciones de metro (especialmente en la línea 1/28 St) y subterráneos, provocando rescates de automovilistas varados . El metro de la ciudad se inundó, obligando a suspender servicios y retrasar trenes .
En Nueva Jersey, el gobernador Phil Murphy declaró estado de emergencia debido a las lluvias torrenciales, con más de 6 pulgadas acumuladas en algunas zonas del corredor interestatal I-95, lo que derivó en numerosos rescates y carreteras anegadas. En Plainfield, un vehículo fue arrastrado por la corriente en Cedar Brook, y sus ocupantes murieron, víctimas del agua desbordada.
El impacto incluyó múltiples ground stops en aeropuertos clave —JFK, LaGuardia, Newark y Reagan National— afectando miles de vuelos y dejando a pasajeros varados. En la línea interestatal del Norte del Bronx y Saw Mill Parkway, así como en Westchester, el agua alcanzó niveles peligrosos, y equipos de emergencia rescataron a automovilistas atrapados.
La amenaza continúa: el NWS emitió alertas climáticas desde Nueva York hasta Virginia, y advirtió sobre lluvias persistentes en zonas urbanas vulnerables. Las autoridades recomendaron no conducir, evitar subterráneos y estar preparados para desplazarse a terrenos elevados si viven en sótanos.
El contexto sugiere que estos eventos son cada vez más comunes debido al cambio climático, que intensifica la humedad y la fuerza de las tormentas estivales, generando lluvias extremas en corto tiempo .
Recomendaciones generacionales:
Evitar transitar vías inundables o subterráneos en tiempo de crisis.
Seguir alertas oficiales (NWS, alcaldías, transportes).
Preparar rutas de evacuación; familiares y vecinos vulnerables.
Evitar viajar en avión o tren sin confirmación.
Priorizar zonas altas, sobre todo en sótanos.
Estas inundaciones revelan la urgencia de reforzar la infraestructura urbana, modernizar sistemas de drenaje y crear mecanismos de prevención ante fenómenos cada vez más extremos.
