Pekín ha lanzado un mensaje directo al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, exigiéndole que ponga fin a la escalada arancelaria que ha provocado una de las peores guerras comerciales entre ambas potencias. Durante una rueda de prensa en el Ministerio de Asuntos Exteriores chino, el portavoz Lin Jian pidió al gobierno estadounidense que "trabaje en la misma dirección" para encontrar una solución basada en el respeto mutuo y el beneficio compartido.
La frase más contundente de la conferencia fue un antiguo proverbio chino: "El que ató la campana debe desatarla", dando a entender que Trump es el responsable de este conflicto y también quien debe ponerle fin.
Las tensiones arancelarias se reavivaron luego de que Trump impusiera tarifas del 104% a las importaciones chinas. En respuesta, China aumentó del 34% al 125% sus propios aranceles sobre productos estadounidenses. A pesar de la firmeza del discurso chino, Pekín también mostró apertura a resolver la disputa mediante diálogo, siempre que se haga bajo condiciones de igualdad.
La guerra comercial ha tenido efectos negativos en ambos países. Las exportaciones agrícolas de Estados Unidos a China se han desplomado, y empresas tecnológicas han sufrido bloqueos de acceso a componentes esenciales. Por su parte, los consumidores chinos también han visto encarecidos productos como smartphones, automóviles y maquinaria importada.
Mientras tanto, los mercados internacionales reaccionan con cautela, a la espera de señales de distensión. Analistas advierten que, si no se alcanza una solución en los próximos meses, el conflicto podría intensificarse y tener consecuencias económicas globales.
El futuro de la relación comercial entre ambas naciones sigue siendo incierto, pero el llamado de China apunta a una salida diplomática que devuelva la estabilidad a uno de los vínculos económicos más importantes del mundo.
