Virginia Giuffre, reconocida activista y figura central en la denuncia contra Jeffrey Epstein y el príncipe Andrés, falleció a los 41 años en su residencia de Neergabby, Australia Occidental. Su familia confirmó que se trató de un suicidio, atribuido a las secuelas de una vida marcada por abusos sexuales y trata de personas .
Giuffre se convirtió en una voz prominente contra la explotación sexual tras denunciar que, siendo menor de edad, fue víctima de una red liderada por Epstein y su colaboradora Ghislaine Maxwell. En 2021, presentó una demanda civil contra el príncipe Andrés, alegando que fue obligada a mantener relaciones sexuales con él cuando tenía 17 años. El caso se resolvió en 2022 con un acuerdo confidencial y una donación significativa a su organización de apoyo a víctimas .
En las semanas previas a su muerte, Giuffre compartió en redes sociales mensajes preocupantes sobre su salud, mencionando un accidente de tránsito y problemas renales. Aunque las autoridades registraron el incidente como menor, su familia indicó que su condición empeoró posteriormente .
Además, enfrentaba desafíos personales, incluyendo una separación reciente y una denuncia por presunta violación de una orden de restricción, la cual negó rotundamente. A pesar de estas dificultades, continuó su labor como defensora de víctimas de abuso sexual y trata de personas.
La muerte de Giuffre ha generado conmoción internacional, resaltando la necesidad de brindar apoyo continuo a sobrevivientes de abuso. Su legado perdura como símbolo de valentía y lucha contra la impunidad en casos de explotación sexual.
