Amables lectores, tengan ustedes un buen día.
Hace más o menos un siglo, cuando las ligas deportivas de las diferentes disciplinas estaban en formación, un médico emitió su opinión respecto a que la práctica del fútbol soccer era muy peligrosa para las mujeres, de modo que cuando se formó la FIFA, la rama femenina quedó completamente excluida.
Cuando se llevó a cabo el noveno campeonato mundial varonil en nuestro país (el torneo México ´70) el entusiasmo de la afición local se trasladó al representativo brasileño y el gusto generado cuando el equipo sudamericano ganó la copa Jules Rimet era casi como si la propia selección mexicana hubiera resultado la ganadora del torneo.
A las pocas semanas de realizado este campeonato, se llevó a cabo uno similar en Italia, pero con la participación de selecciones femeninas. Esta competencia era patrocinada por la empresa Martini & Rossi y se llamó Campeonato Mundial de Fútbol Femenil. Los equipos participantes fueron siete: Inglaterra, Alemania Occidental, Dinamarca, México, Italia, Austria y Suiza. Checoslovaquia estaba invitada a participar, pero a las integrantes del equipo les fue negado el ingreso a Italia (recordemos que en ese tiempo había mucho recelo en las relaciones con países del este de la "cortina de hierro").
Los resultados de la selección mexicana fueron bastante más que aceptables. En el primer partido, contra Austria, nuestras paisanas ganaron con un marcador de nueve a cero con dos goles de María Eugenia "la peque" Rubio, dos más de Patricia Hernández, cuatro de Alicia Vargas (quien se ganó el mote de "Pelé" como un reconocimiento a su alta calidad futbolística) y uno de Elsa Huerta.
En la semifinal les tocó enfrentar a las locales. Las italianas resultaron ganadoras con un marcador de dos a uno. El gol mexicano fue un autogol de Mondo. Las mexicanas disputaron el tercer lugar contra el equipo inglés y ganaron por tres a dos, con goles de Vargas, Hernández y un autogol de Stockey.
Al año siguiente todavía estaba muy reciente la emoción de haber disfrutado en nuestro país lo que muchos conocedores llamaron el mejor mundial de la historia. No faltó quien moviera las palancas necesarias para organizar la segunda versión del mundial femenino. Esta vez solamente participaron seis equipos: Argentina, Francia, Dinamarca, Inglaterra, Italia y México y los partidos se disputaron en los estadios Azteca y Jalisco.
Aún cuando las jugadoras no recibían ninguna remuneración, las entradas a los estadios se cobraban con un costo de entre los treinta y los ochenta pesos.
El 15 de agosto México derrotó a Argentina por marcador de tres a uno con dos goles de "la peque" Rubio y uno de Patricia Hernández ante un estimado de cien mil personas. El día 22, las seleccionadas de nuestro país se impusieron al equipo inglés por cuatro a cero, con dos goles de Teresa Aguilar, uno de Elsa Huerta y uno de Silvia Zaragoza ante unos ochenta mil aficionados.
El 29 de agosto México disputó la semifinal contra Italia. El partido fue muy parejo y el árbitro lo terminó cuando aún quedaban cerca de diez minutos por jugar debido a que se había tornado muy violento. Unos minutos antes le había anulado un gol de tiro libre a la jugadora Elena Schiavo (considerada por algunos conocedores como la mejor jugadora del mundo en ese entonces) dado que lo cobró directo cuando el silbante había señalado que debería ser indirecto. La cantidad de espectadores ha sido estimada en noventa mil.
Y aquí empezó una situación lamentable entre las integrantes del equipo nacional. Como la FIFA no reconocía estas competencias no había ligas nacionales. Al no haber torneos establecidos, las jugadoras no percibían ingresos. Eran "amateur". Sin embargo, los aficionados que asistían a los partidos lo hacían comprando sus boletos. Además, las transmisiones de los encuentros habían resultado todo un éxito. Había dinero que no llegaba a las jugadoras.
Así las cosas, se rumoró que las integrantes del equipo nacional estaban solicitando dos millones de pesos como compensación por su participación en el torneo, pero la Federación Mexicana de Fútbol no las apoyó ni siquiera con los uniformes. En los días cercanos a la final hubo incluso el temor de que las jugadoras se negaran a disputar el partido.
Fueron figuras del espectáculo como Verónica Castro, Lola Beltrán, Lupita D´Alessio, Regina Torné, Carmen Salinas y Fannie Kauffman ("Vitola") quienes consiguieron botear el día de la final para pagar a las jugadoras.
Finalmente, el cinco de septiembre México cayó ante Dinamarca por tres a cero ante unos ciento diez mil espectadores.
La FIFA nunca reconoció estos torneos. Sería hasta 1991 cuando el organismo internacional abriría sus puertas a la participación femenina. Pero para muchos de quienes tuvimos la fortuna de disfrutar aquel torneo no importa si el organismo rector del fútbol en el mundo lo reconoce.
Me quedan algunas otras cosas que quisiera comentarles, pero eso será la próxima vez.
Que tengan ustedes una excelente semana.