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Opinión

Los fines del mundo

Oscar Rodriguez
Por Oscar Rodriguez - 09 julio, 2023 - 11:49 a.m.
Los fines del mundo

Amables lectores, tengan ustedes un buen día.

Hace ya poco más de una década se esparció por diversos medios la supuesta predicción de origen maya respecto al fin del mundo. Según algunas versiones el fatídico final estaba señalado para ocurrir el 21 de diciembre de 2012. En realidad esa fecha marcaba un cambio en todos los numerales que determinan los días en la notación maya. Digamos que fue algo similar al paso del 31 de diciembre de 1999 al 1 de enero de 2000 en el que todos los dígitos que sirven para señalar el año fueron modificados. Por cierto, el año 2000 todavía formó parte del segundo milenio y del siglo XX. El tercer milenio y por lo tanto el siglo XXI comenzaron el 1 de enero de 2001, pero esa es otra historia.

El arqueólogo inglés Eric Thompson había realizado estudios acerca del calendario maya y estableció como inicio del mismo el día 11 de agosto del año 3114 antes del inicio de la Era cristiana. Las cuentas de los días mayas incluyen una medida llamada “baktún” que es igual a 144,000 días, que son casi cuatro siglos. Trece de estas medidas son más de cinco mil cien años. Así que el final del decimotercer baktún ocurrió precisamente el día 21 de diciembre de 2012. Y aquí estamos todavía.

Esta no fue la primera vez que me tocó escuchar pronósticos pesimistas acerca del fin de los tiempos.

En la década de los años 70’s del siglo pasado el libro “Dramáticas profecías de la gran pirámide” tuvo cierta popularidad. En esa publicación Rodolfo Benavides hacía una serie de predicciones bastante fatídicas para antes del año 2000 basado según decía, en interpretaciones de jeroglíficos grabados en la pirámide de Keops.

A principios de la década de los 80’s se produjo un documental presentado por Orson Wells llamado “El hombre que vio el mañana” que narra algunos episodios de la vida así como algunas interpretaciones de las profecías del médico y astrólogo francés del siglo XVI Michel de Notre Dame, mejor conocido como Nostradamus.

Nostradamus había publicado más de novecientas cuartetas haciendo referencia a eventos del futuro pero lo hizo de manera bastante rebuscada, con alegorías y mezclando nombres de diversas épocas históricas de manera que es hasta después de los hechos cuando pueden relacionarse los sucesos reales con las profecías, aunque muchas veces las asociaciones son bastante forzadas.

Por ejemplo, la Centuria II cuarteto 75 dice: “La voz oída del insólito pájaro, sobre el cañón del respiral suelo. Tan alta se elevará del grano la tarifa, que el hombre del hombre será antropófago.” Algunas personas afirman que esta cuarteta describe el lamentable episodio del accidente aéreo ocurrido en Los Andes en 1972 en el que algunos de los sobrevivientes tuvieron que comer parte de los cuerpos de sus compañeros ya fallecidos. Usted dirá.

Hay otras predicciones no tan conocidas pero que también pudieran clasificarse como pesimistas de acuerdo a sus últimas palabras. Se trata de las profecías de San Malaquías.

En 1978 falleció el papa Pablo VI. La importancia de la noticia era tal que en cierto momento mi maestro de la clase de Filosofía tocó el tema e hizo referencia a las profecías de San Malaquías, que hasta ese momento eran desconocidas para mí.

San Malaquías fue un obispo irlandés en el siglo XII. Según se dice escribió una lista de más de cien frases en latín haciendo alusión alegórica a los papas que habrían de gobernar la iglesia católica desde Celestino II (1143-1144) hasta el fin del mundo.

El lema número 108 (“Flos florum”, flor de las flores) le tocó a Pablo VI cuyo escudo contenía la flor de lis. El número 109 (“De medietate lunae”, de la media luna) correspondió a Juan Pablo I quien se llamaba Albino Luiciani (Luz blanca en italiano) y que nació en la diócesis de Belluno (“Bella luna”).

El número 110 (“De labore solis”, del trabajo del sol) correspondió a Juan Pablo II. Una interpretación que leí hace mucho tiempo mencionaba que el papa polaco había estudiado en la misma institución en la que lo hizo Nicolás Copérnico quien “trabajó para ubicar al sol” como centro del Sistema Solar. Después del fallecimiento del pontífice leí otro artículo en el que se mencionaba la coincidencia de que los días tanto de nacimiento como de fallecimiento de Juan Pablo II hubo eclipse solar.

Siguiendo con la lista de San Malaquías. El número 111 (“Gloria olivae”, la gloria del olivo) fue el lema que le tocó a Benedicto XVI. El escudo de la Orden de los benedictinos contiene un olivo.

A continuación viene un pequeño párrafo que dice “In prosecutione extrema S.R.E sedebit Petrus Romanus, qui pascet oves in multis tribulationibus, quibus transactis civitas septicollis diruetur, et Iudex tremendus iudicabit populum suum. Finis.” Cuya traducción es “Durante la última persecución de la Santa Iglesia Romana reinará Pedro el Romano, quien apacentará a su rebaño entre muchas tribulaciones; tras lo cual, la ciudad de las siete colinas será destruida y el tremendo Juez juzgará a su pueblo. Fin.” Es la única ocasión en la lista de los lemas de San Malaquías en la que se refiere a un papa por su nombre. Y no es cualquier nombre sino precisamente el mismo que el del primer Vicario de Cristo. Esto significaría que el actual sumo pontífice sería el último.

Confío en que esta profecía resulte errónea como todas las que se han hecho en este sentido.

 

Me quedan algunas otras cosas que quisiera comentarles, pero eso será la próxima vez.

Que tengan ustedes una excelente semana.

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