Haber sido campeón mundial de peso Welter del CMLL, y llevar la bandera de la lucha libre monclovense a escenarios internacionales como la Arena México y el Korakuen Hall de Tokio, Japón, son las medallas más importantes en la carrera del gladiador Halcón Negro, quien ayer conmemoró 39 años de su debut.
Fue un 13 de septiembre de 1986 cuando, un juvenil Jorge Herrera Pinales subió a un encordado de manera profesional por primera vez. El escenario fue la desaparecida Arena La Sierrita de Frontera, su oponente fue El Judicial, y se presentó de forma improvisada con el mote de Black Star II.
"Después de un año de una preparación muy intensa, me dieron la oportunidad de debutar. Lo hice como emergente, ya que faltó un elemento en la lucha inicial. Cuando me preguntaron que, si me sentía preparado para debutar, no dudé en decir que sí. Subí al ring con un equipamiento que me prestó mi compañero Black Star, quien ya falleció, y con muchas ganas de seguir aprendiendo y llegar a ser alguien en este deporte", comentó el gladiador a Periódico La Voz.
"Esa noche cumplí mi sueño y me convencí de que quería ser un luchador, pero no un luchador cualquiera. Me motivé tanto que me convencí de que podía llegar a ser un luchador reconocido en arenas de México y del extranjero. Tenía 19 años de edad, soñaba con irme a México y buscar la oportunidad en la Empresa Mexicana, lo que terminé haciendo al poco tiempo", señala.
Jorge Herrera recordó que después de su inesperado debut, buscó su propia identidad luchística para continuar su carrera. Se hizo llamar El Aristócrata, después se enmascaró como Difunto I y Halcón Negro, estos últimos, personajes con los que fue apadrinado por el legendario Herodes, quien fue el mismo que lo invitó a probar suerte en la capital del País.
"Herodes me invitó a irme a México, y me recomendó en la Empresa Mexicana de Lucha Libre. Lo que había aprendido con mis profesores Kronos y Herodes, en México lo pulí con otros grandes luchadores como "Pepe" Casas, Rodolfo Ruiz, Ringo Mendoza y Arturo Beristain. De cada uno aprendí lo mejor, y esto me sirvió para destacar y subir en las carteleras".
Las máscaras de La Sombra Poblana y El Vencedor fueron algunos de los trofeos que le llegaron temprano al Halcón Negro, así como el campeonato Ligero del Distrito Federal. Después llegaron las giras por Japón, su integración al singular grupo musical Los Rudos del Ritmo, su convocatoria al selecto Grupo Cibernético del CMLL, así como el campeonato Mundial Welter, el cual lo consagró en 1998.
Tras haber tocado la cúspide de la lucha libre mexicana y luego haber perdido la máscara, ante El Olímpico, el Halcón Negro regresó a su natal Monclova hace algunos años, donde continuó su carrera en el pancracio, la cual combinó con su trabajo en AHMSA. Hoy en día, el destacado gladiador se encuentra ya retirado pero orgulloso de su legado. "Más allá de los logros, que fueron muchos, lo más importante fue haber cumplido mi sueño de ser luchador. Estoy satisfecho por todo, y si vuelvo a nacer, volvería a ser luchador", apuntó.