A finales de octubre de 1998, el Halcón Negro vivió una de las noches más amargas de su carrera. Han pasado 27 años desde aquel combate histórico en la Arena México, pero para Jorge Herrera Pinales, el hombre detrás de la máscara, el recuerdo sigue tan fresco como el día en que perdió su identidad ante El Olímpico.
En entrevista con Periódico La Voz, el veterano gladiador monclovense recordó con nostalgia y cierta tristeza aquel enfrentamiento que marcó su trayectoria profesional. "Fue una derrota dolorosa. A pesar del paso del tiempo, todavía duele, sobre todo en esta época del año, cuando se cumple un aniversario más", confesó.
El Halcón Negro y el Olímpico mantenían una rivalidad encendida que se extendió por casi dos años en las principales arenas del país. Ambos luchadores se habían enfrentado en incontables ocasiones, y el público ya exigía una resolución definitiva. Fue el propio Olímpico quien lanzó el reto inevitable: máscara contra máscara.
Herrera, que había ingresado a las filas de la Empresa Mexicana de Lucha Libre EMLL en 1988, aceptó sin titubear. En ese entonces, era un rudo respetado, miembro del Grupo Cibernético, un grupo que reunía a la élite de la compañía para entrenar bajo la más alta exigencia. Seguro de su técnica y experiencia, el Halcón condicionó el reto: antes de apostar la incógnita, el Olímpico debía aceptarle el duelo por el Campeonato Mundial Welter.
Así, fue el 23 de octubre de 1998 cuando el Halcón Negro se coronó campeón al derrotar al hijo de Roy Aguirre, arrebatándole el título mundial y consolidándose como favorito para el inminente duelo de máscaras pactado para finales del mismo mes.
La noche del viernes 30 de octubre, la Arena México registró un entradón. En el encuentro principal de la cartelera, los pronósticos daban como favorito al oriundo de Monclova.
El Halcón inició con fuerza, llevándose la primera caída de manera contundente. Pero el Olímpico reaccionó y niveló la contienda en la intermedia. El público presenciaba un duelo técnico, intenso, y sin excesos de rudeza: un combate limpio, de llaveo y contrallaveo, como dictan los cánones clásicos de la lucha libre mexicana.
El destino, sin embargo, le jugó una mala pasada al monclovense. "Durante la lucha me lastimé la columna al fallar una guillotina desde la tercera cuerda. No sé de dónde saqué fuerza para continuar, pero no fue suficiente. No pude evitar esa derrota", recordó.
El error fue letal. El Olímpico aprovechó el momento de vulnerabilidad, castigó sin piedad y terminó por consumar la venganza, cobrando la afrenta del campeonato perdido una semana antes. En medio del rugido de la multitud, el capitalino obligó al Halcón Negro a rendirse.
En ese instante, Jorge Herrera Pinales, con 31 años de edad en ese entonces, mostró su rostro al público de la Arena México, revelando la identidad de aquel misterioso personaje de larga y esponjosa cabellera. "Caer en la Arena México es un honor, porque no cualquiera tiene la oportunidad de perder su máscara en ese escenario y ante un rival tan digno como el Olímpico", expresó el veterano luchador, quien, pese al dolor, reconoce que aquella noche lo inmortalizó en la memoria de los aficionados.
Hoy, a 27 años de aquella batalla, el Halcón Negro sigue siendo recordado como uno de los gladiadores más técnicos que ha dado Monclova, un hombre que, aunque perdió su máscara, ganó el respeto eterno del público.