El legendario boxeador Julio César Chávez rompió el silencio este 6 de julio tras la detención de su hijo, Julio César Chávez Jr., por ICE en Los Ángeles. Con voz firme, afirmó que "mete las manos al fuego por él" y aseguró que lo que se acusa es "una confusión", apoyándolo incondicionalmente.
Visiblemente afectado, Chávez señaló que conocen a "gente buena y mala", pero enfatizó que eso no implica participación en actividades ilícitas:
"Conocemos a mucha gente, buenos y malos, pero de ahí a que mi hijo esté metido en esas cosas, meto las manos al fuego por él".
Desde el arresto el 2 de julio, Chávez Jr. enfrenta cargos por delincuencia organizada y tráfico de armas, respaldados por una orden de aprehensión vigente en México desde marzo de 2023. El senador Donald Trump también calificó a Chávez Jr. como un "peligro para la seguridad pública" y se prevé su deportación acelerada.
En su defensa, Chávez padre sostuvo que su hijo ha tenido "desaciertos" relacionados con adicciones en el pasado, pero nada que lo relacione con crimen organizado. Aseguró que se comunicarán directamente con las autoridades y confía en que "todo se va a arreglar" conforme al debido proceso.
Familiares ya habían emitido un comunicado el 3 de julio, en el que expresan "total e incondicional apoyo" y confianza en la inocencia de Chávez Jr., además de solicitar que no se realicen juicios anticipados.
Este respaldo paterno ocurre en medio de acusaciones que incluyen vínculos con el Cartel de Sinaloa y el tráfico de armas. En 2023 se detectó una investigación en curso por la FGR, que ahora arrancaría una extradición tras su regreso forzoso a México.
Este episodio ha abierto una nueva crisis personal y legal para Chávez Jr., cuya fama deportiva quedó eclipsada por problemas judiciales. La defensa legal y la figura paterna apuntalan su estrategia para enfrentar este proceso, mientras el mundo espera definiciones sobre su futuro bajo la justicia de ambos países.
