MONCLOVA, COAHUILA. – El silencio de la mañana de este jueves fue roto por una súplica desesperada, una voz sin palabras que clamaba desde las redes sociales. A orillas del arroyo de la avenida Huemac, amarrada a una rama con un nudo final, una perrita fue hallada en lo que parecía ser su último suspiro. Su crimen: una probable enfermedad, un fantasma que su desalmado dueño decidió enfrentar con el abandono más cruel.
La escena, digna del drama más desgarrador, se desplegó a espaldas de la Secundaria Carlos Espinoza Romero. En el fondo de una maleza sombría, el animal, visiblemente afectado y albergando una tristeza profunda en sus ojos, esperaba un destino fatal.
El "Paw Patrol" de la compasión
La llamada de auxilio en Facebook activó de inmediato a un equipo de héroes anónimos. Con la premura y eficacia de un auténtico "Paw Patrol", el personal de la Fundación Milma A.C., liderado por su presidenta, Ana Marquez, respondió sin dudar. Consciente de la urgencia y la dificultad del rescate, Márquez contactó al Heroico Cuerpo de Bomberos y Protección Civil.
Los vulcanos no titubearon. Al llegar al sitio, la imagen era clara: el animal no solo estaba atado físicamente, sino que su mirada reflejaba el dolor de la traición y la enfermedad que la acecha.
"No podemos decir un diagnóstico ya que no somos veterinarios, pero a simple vista, por lo que vemos, creemos que puede tratarse de cáncer", explicó Ana Marquez, visiblemente consternada por la crueldad del acto.
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❮❯La Indignación y el compromiso
El diagnóstico inicial, aunque provisional, subraya la bajeza moral de quien optó por huir de la responsabilidad.
La perrita, según la presidenta de Milma A.C., fue amarrada precisamente para evitar que volviera al que consideraba su hogar, un acto de cobardía que Marquez condena enérgicamente.
"Estamos indignados, no es posible que sigan cometiendo estos actos, el abandono también es maltrato," sentenció Márquez. "La amarraron porque saben que ella iba a regresar al que fue su hogar."
Con la ayuda experta de los Bomberos, la perrita fue liberada de su trágico lazo y puesta a salvo. El siguiente paso en esta carrera por la vida fue inmediato: obtener atención especializada.
Ahora, la perrita se encuentra bajo los cuidados del médico veterinario Miguel Sierra.
Será sometida no solo a una evaluación médica urgente para confirmar el diagnóstico de cáncer o cualquier otra afección, sino también a un tratamiento riguroso para combatir una severa infestación de garrapatas.
Este rescate, más allá del acto heroico, es un recordatorio sombrío de que la maldad a menudo se esconde tras la puerta de la indiferencia.
La perrita, hoy bajo el calor de la solidaridad, se convierte en un símbolo de la lucha contra el maltrato animal, con la Fundación Milma A.C. y los Bomberos como guardianes de su nueva esperanza.