MONCLOVA, COAH.- Julián Enrique González González, de 45 años, jamás imaginó que la traición lo esperaba en su propia casa. Tras desvelarse en el turno de tercera y todavía quedarse horas extras para llevar pan a la mesa, regresó a su domicilio en la calle 14 número 1137 del Fraccionamiento Carlos Salinas, donde descubrió que el menú de su esposa incluía "postre ajeno".
El infortunado abrió la puerta con la ilusión de un abrazo, pero se topó con una escena tan dolorosa que ni el café frío de la mañana le había preparado: su mujer estaba bien acompañada, demasiado acompañada.
El golpe al corazón fue inmediato. Julián salió tambaleante, sin aire y con la mano en el pecho, como si cargara encima no solo la traición, sino toda la nómina de su empresa. Vecinos lo vieron desmoronarse y, alarmados, llamaron a los paramédicos.
En minutos arribaron socorristas del Grupo de Urgencias Básicas de Coahuila, quienes lo encontraron pálido y con la presión hasta el suelo. Alrededor de las 09:00 de la mañana lo trasladaron al Hospital General Amparo Pape, donde quedó bajo observación.
Médicos hicieron lo posible para estabilizarlo, pero dejaron claro que no existe suero ni pastilla que cure la desilusión amorosa. La moraleja, dicen los vecinos, es que trabajar horas extras puede dar dinero... pero nunca garantiza fidelidad.